La impresión 3D va mucho más allá del plástico. Es cierto que los plásticos siguen siendo los grandes protagonistas de esta (divertida y apasionante) tecnología, pero también se puede usar metal, cemento y hasta chocolate.
Es más, podría usar hasta sus propias botellas de plástico para imprimir.
En cualquier caso, todas estas opciones tienen algo en común: no se pueden imprimir juntas ni a la vez.
No puede imprimir una capa de plástico y luego imprimir metal para hacer, por ejemplo, una placa base.
Freeform Multi-material Assembly Process. Ese es el nombre de este peculiar proceso en el que se basa la investigación de Bujingda Zheng y su equipo de la Universidad de Missouri (Estados Unidos).
Este proceso combina la impresión 3D y láser para fabricar sensores, placas de circuitos y hasta tejidos con componentes usando múltiples materiales y capas.
“Es la primera vez que se utiliza este tipo de proceso, que abre nuevas posibilidades“, afirma Zheng.
Vamos a fabricar un sensor cualquiera con una impresora 3D. ¿Cómo lo hacemos?
Primero necesitamos imprimir la placa base en plástico.
Una vez la tengamos tendremos que colocar los circuitos y ensamblarlo todo para que funcione, así que con nuestras manos (u otra máquina), unos instrumentos muy precisos y algo de maña y paciencia los colocamos sobre nuestra placa impresa en 3D, lo ensamblamos todo y listo, sensor preparado.
Tiempo invertido: bastante. Residuos generados: probablemente. Recursos necesarios: muchos.
Con esta impresora 3D, todo este proceso queda reducido a una sola máquina que funciona de forma bastante curiosa.
Mientras que una impresora 3D casera tiene una sola boquilla por la que se extruye el plástico, el dispositivo desarrollado por la Universidad de Missouri tiene tres boquillas.
Tras imprimir la base en un plástico como el policarbonato, la primera boquilla imprime un material similar a la tinta.
La segunda usa un láser para tallar formas y convertir algunas partes del material anterior en grafeno inducido por láser, creando así el circuito.
La tercera boquilla añade los materiales restantes para asegurar el funcionamiento del componente fabricado.
En pocas palabras, esta impresora es capaz de imprimir sensores directamente en una estructura.
Eso va desde imprimir un sensor de movimiento en una concha marina para estudiar las corrientes a imprimir un sensor en una camiseta que pueda medir la temperatura corporal o las pulsaciones.
Por no hablar de que tiene mucho potencial para reducir sensiblemente el tiempo invertido en hacer prototipos.
Fuente: Nature
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