Científicos han desarrollado un algoritmo capaz de identificar qué perro se adapta mejor a su personalidad y estilo de vida.
Un equipo de investigación multidisciplinar especializado en comportamiento canino e inteligencia artificial (IA) ha desarrollado un algoritmo de Inteligencia Artificial que automatiza el arriesgado y nada sencillo proceso de evaluar la personalidad de posibles perros de trabajo candidatos a realizar una tarea especial.
Es el caso de los amigos peludos destinados a tareas policiales, a la terapia y ayuda emocional de las personas, a las faenas de rescate y búsqueda y al pastoreo.
También a la protección y guía de rebaños, a los trabajos de detección de explosivos y drogas y a los servicios de compañía y asistencia de personas discapacitadas.
Los autores de la investigación esperan ayudar a las agencias de adiestramiento canino a evaluar con mayor rapidez y precisión qué animales tienen más probabilidades de triunfar a largo plazo en las misiones y tareas para las que han sido entrenados.
El test de personalidad canina también podría utilizarse para emparejar a perros y humanos, lo que sería de gran utilidad para los refugios caninos.
La IA podría encontrar, como ocurre en los portales de citas online, a nuestra media naranja canina con un alto grado de fiabilidad, esto es, el mejor perro cuya personalidad y temperamento casan como anillo al dedo con nuestro carácter.
La herramienta digital haría más sencillo la labor en los centros de adopción, ya que, al hacer emparejamientos perro-humano más precisos, el número de animales devueltos por no encajar bien con sus familias adoptivas se reduciría de manera drástica.
No hay que olvidar que el 10 % de los perros adoptados son devueltos a la protectora en los primeros tres meses, aún dentro del periodo de adaptación a la nueva familia, según el estudio Él nunca lo haría 2022, de la Fundación Affinity.
«La personalidad y el perfil conductual caninos ejercen una influencia significativa en las relaciones entre los perros domésticos y los seres humanos, además de determinar la idoneidad de los primeros para roles de trabajo específicos», podemos leer en el trabajo de investigación que firman Mohammad Hossein Amirhossein y sus colegas de las universidades de East London y de Pensilvania.
Como resultado, muchos investigadores han tratado de desarrollar durante décadas herramientas que permitan evaluar con precisión la personalidad del perro.
Ahora bien, la mayoría de los trabajos realizados hasta la fecha analizaban los patrones de comportamiento de los canes recopilados mediante cuestionarios con unos enfoques analíticos que se basaban en estadísticas tradicionales.
Ninguno de ellos tuvo en cuenta la inteligencia artificial, que, por el contrario, se viene utilizando amplia y exitosamente desde hace tiempo para predecir los diferentes tipos de personalidad humana.
Sin embargo, nadie se había planteado aplicar la IA en el análisis del carácter de los perros.
La relación entre la personalidad de un perro y la de su dueño es una materia interesante de estudio que ha sido explorada desde diferentes disciplinas, como la psicología, la zoología y la etología.
Existen ensayos científicos que sugieren que hay correlaciones significativas entre las personalidades de los peludos y los dueños.
En efecto, algunos investigadores han encontrado que los amos y sus perros tienden a compartir rasgos de personalidad.
Por ejemplo, dueños extrovertidos tienden a tener perros más activos y sociales, mientras que los dueños más neuróticos eligen canes que muestran más comportamientos ansiosos o temerosos.
Esto sugiere que las personas podrían elegir perros que reflejen su propia personalidad, o que a través de su convivencia, perros y dueños lleguen a influenciarse mutuamente.
Pero hay más. La interacción entre un perro y su dueño puede influir en el carácter y la conducta de ambos.
Por ejemplo, un dueño paciente y consistente en el entrenamiento puede contribuir a que su mejor amigo se muestre más obediente y seguro.
Inversamente, la naturaleza del perro también puede afectar el estado emocional y la conducta del dueño. La adaptación mutua puede desembocar en una relación más armoniosa y satisfactoria para las dos partes.
Y no podemos olvidarnos de los factores ambientales y genéticos.
Además de la personalidad del dueño, los factores genéticos y ambientales también tienen mucho que decir en el modo de ser del animal.
La raza del perro puede predisponer a que el can desarrolle ciertos comportamientos y rasgos de personalidad que entran dentro de ciertos estereotipos.
Así, todo el mundo asume que el beagle es por naturaleza hiperactivo y juguetón; que el pínscher tiene un temperamento de aúpa y se antoja muy independiente; que el dóberman es dominante y está siempre vigilante; o que los sabuesos son criaturas muy curiosas e independientes.
Aunque a este respecto hay que apuntar que la educación y el ambiente en el que se desarrolla el perro son fundamentales para la configuración de su comportamiento final.
Los etólogos, expertos que se dedican al estudio del comportamiento animal, coinciden en afirmar que la interacción entre el Homo sapiens y el Canis familiaris es compleja y bidireccional.
Los estudios etológicos han utilizado métodos de investigación que incluyen cuestionarios para dueños, observaciones comportamentales y evaluaciones psicológicas para entender mejor las dinámicas hombre-perro.
El último grito en este campo tan apasionante de las conductas humana y canina es la incorporación de las técnicas de aprendizaje automático a la clasificación de los diferentes tipos de personalidad canina.
Por encargo de su patrocinador, Dogvatar, una empresa emergente de tecnología canina con sede en Miami (Florida), los científicos de la Universidad de East London y la Universidad de Pensilvania echaron mano de la IA para ver cómo clasificaba los distintos temperamentos que pueden exhibir los peludos.
El algoritmo de IA fue alimentado con datos de casi 8.000 respuestas al Cuestionario de Evaluación e Investigación del Comportamiento Canino (C-BARQ) desarrollado por la Facultad de Veterinaria, en la Universidad de Pensilvania, y que incluye ítems de evaluación estandarizados sobre comportamiento y temperamento caninos.
Durante más de veinte años, el test C-BARQ de cien preguntas ha sido el estándar de referencia para evaluar a los perros de trabajo candidatos a realizar esta tarea.
C-BARQ puede recordar al indicador de tipo Myers-Briggs (MBTI), un test de personalidad creado en 1944 por Katharine Cook Briggs y su hija Isabel Briggs Myers, que ayuda a las personas —y a las empresas— a conocerse mejor a sí mismas y a saber cómo interactúan con los demás.
«El test C-BARQ es muy eficaz, pero muchas de sus preguntas también son subjetivas —afirma el coinvestigador principal James Serpell, de Ética y Bienestar Animal de la Facultad de Veterinaria de la citada universidad. Y añade—:
Al agrupar los datos de miles de encuestas, podemos ajustar las respuestas periféricas inherentes a las preguntas subjetivas de la encuesta en categorías como la rivalidad entre perros y el miedo a los extraños».
El algoritmo experimental de inteligencia artificial funciona en parte agrupando las respuestas a las preguntas del C-BARQ en cinco categorías principales que, en última instancia, conforman la huella digital de la personalidad que describe a un perro determinado.
Estos tipos de personalidad se han identificado y descrito a partir del análisis de los atributos más influyentes en cada una de las cinco categorías: excitable/apegado, ansioso/miedoso, distante/depredador, reactivo/asertivo y tranquilo/agradable.
Los puntos de datos que alimentan esos grupos finales incluyen atributos de comportamiento como «excitable cuando suena el timbre», «agresivo con perros desconocidos que visitan su casa» y «persigue o perseguiría pájaros si tuviera la oportunidad».
A cada atributo se le asigna un valor que ha sido definido como importancia de la característica, que es básicamente la importancia que recibe el atributo cuando el algoritmo de IA calcula la puntuación de la personalidad de un perro.
«Es bastante sorprendente: estos grupos son muy significativos, muy coherentes», afirma Serpell.
Dogvatar y los investigadores que colaboran con esta firma tienen la intención de seguir investigando las posibles aplicaciones de su algoritmo de evaluación de la personalidad canina.
«Para nosotros ha sido un avance realmente emocionante —afirma Piya Pettigrew, directora ejecutiva de Dogvatar y ‘líder de la manada alfa’.
Y añade:
Este algoritmo podría mejorar enormemente la eficiencia en el proceso de adiestramiento y ubicación de perros de trabajo, y podría ayudar a reducir el número de perros de compañía devueltos a los refugios por no ser compatibles.
Es una victoria tanto para los perros como para las personas a las que sirven».
Fuente: Risbel