El ácido alfa-lipoico puede mejorar las funciones cognitivas y ralentizar los procesos asociados al envejecimiento y a la pérdida de energía celular.
Como uno de los antioxidantes más potentes, el ácido alfa-lipoico tiene múltiples beneficios para el organismo.
Se produce de forma natural en el cuerpo, pero también podemos encontrarlo en algunos alimentos o en forma de suplementos.
Se trata de un ácido graso bastante peculiar, ya que es soluble tanto en agua como en grasa, por lo que puede llegar a todas las células del cuerpo y protegerlas del estrés oxidativo.
Debido a su estructura y solubilidad, es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, por lo que actúa como neuroprotector y estimula las funciones cerebrales, lo que se conoce como efecto nootrópico.
Se considera que los nootrópicos son sustancias que tienen un efecto positivo sobre las capacidades mentales y cognitivas del ser humano.
Todavía no se ha estudiado el efecto a largo plazo de muchos de ellos sobre el organismo, sin embargo son utilizados y recomendados por algunos médicos y farmacéuticos.
Las sinapsis son conexiones de comunicación entre neuronas, y a las sustancias que transportan mensajes entre las neuronas a través de las sinapsis se las conoce como neurotransmisores.
Los nootrópicos estimulan la transmisión de los neurotransmisores, y acelerar la neurotransmisión tiene un efecto directo en la mejora del estado de ánimo, la atención, la concentración y las capacidades mentales.
Las funciones cognitivas también son estimuladas por estas sustancias.
Facilitan la circulación de la sangre en el cerebro y, por tanto, influyen en el suministro de más oxígeno y glucosa a las neuronas.
El estrés oxidativo se produce cuando los radicales libres predominan en el organismo, causando daños celulares.
Concretamente, el cuerpo no tiene suficientes antioxidantes para neutralizar los radicales libres.
Éste estrés oxidativo provoca el deterioro del tejido cerebral, en el que todas las células aeróbicas sufren daños, aunque el cerebro es más sensible a los radicales libres y al estrés oxidativo.
La razón es la elevada actividad metabólica, en la que los radicales libres atacan a las células, lo que provoca daños o apoptosis (suicidio celular).
El Alzheimer y el Parkinson son enfermedades asociadas a la patogénesis del envejecimiento.
Los mayores culpables del desarrollo de estas enfermedades son los radicales libres.
El ácido alfa-lipoico potencia las funciones cerebrales de varias maneras.
Por un lado, aumenta la producción de acetilcolina y aumenta la captación de glucosa en las células cerebrales, potenciando la energía mental, y mejorando el proceso de aprendizaje y memoria.
Como antioxidante, el ácido alfa-lipoico desempeña un papel clave en la neutralización de los radicales libres.
Los radicales libres causan daños neuronales, que pueden derivar en enfermedades neurodegenerativas.
El ALA no sólo tiene un efecto antioxidante, sino que también actúa “regenerando” otros antioxidantes, como la vitamina C, la vitamina E, el glutatión y la coenzima Q10.
Los orgánulos llamados mitocondrias son los más importantes para la producción de energía en las células.
En ellos, el proceso de producción de energía tiene lugar con la ayuda de muchas enzimas y sus cofactores.
El ácido alfa-lipoico es uno de los cofactores clave para la producción de energía celular.
Así que podemos concluir la gran importancia que tiene.
Sin ácido alfa-lipoico no hay energía, sin energía no hay vida celular y así surge la enfermedad.
La enfermedad de Alzheimer es un campo de la neurología en el que los científicos siguen buscando una solución.
Según un estudio de cuatro años, el ácido alfa-lipoico podría ser una vía de progreso.
Se ha demostrado que 600 mg de ácido alfa-lipoico al día tienen efectos neuroprotectores.
Además, al envejecer, los metales pesados se acumulan en tus células, que se pueden liberar con el ALA, como demuestran los estudios.
Esto reduce los procesos inflamatorios, mejorando las funciones cognitivas.
El ácido alfa-lipoico que se encuentra en los suplementos es una mezcla de dos formas de los enantiómeros S- y R-.
La forma S- no tiene ningún efecto biológico y se forma como subproducto en el proceso de producción.
La forma R- es responsable de todos los efectos mencionados del ácido alfa-lipoico.
De este modo, el ácido alfa-lipoico se absorbe mejor y se aprovecha mejor.
El insomnio, las náuseas, los vómitos o la diarrea pueden aparecer como efectos secundarios, pero muy raramente.
El ALA se recomienda a menudo a los diabéticos, ya que los estudios han confirmado su efecto sobre la polineuropatía diabética.
Se trata de pacientes en los que, debido a la acción del ácido alfa-lipoico y al efecto neuroprotector, se reduce el hormigueo en los dedos de manos y pies.
También se sospecha que pueda producir una disminución del azúcar en la sangre, por lo que en los diabéticos o en las personas que tienen un nivel bajo de azúcar en la sangre, es muy importante que se utilice con supervisión y control médico.
Actualmente está siendo muy estudiado en otros campos de la medicina para valorar su efectividad, pero hay grandes esperanzas puestas en que se pueda utilizar en un futuro para reducir el peso corporal, además de controlar los niveles de colesterol y otras grasas en sangre.
Según los estudios publicados hasta el momento, el ALA consumido por vía oral es probablemente seguro en la mayoría de adultos siempre que se consuma por menos de 4 años.
Suele tener buena tolerancia, aunque en ocasiones puede producir problemas gastrointestinales o dolor de cabeza.
En cuanto a la aplicación sobre la piel, también se considera seguro si se emplea hasta 12 semanas, pero a algunas personas les ha producido una reacción cutánea.
En cuanto a interacciones con otras drogas, cabe destacar que el consumo de alcohol reduce los niveles de tiamina, que combinado con el ALA puede causar serios problemas de salud.
Por ello, si es consumidor habitual de alcohol y quiere utilizar ALA, debería tomar también suplementos de tiamina.
Por otro lado, si toma medicación habitual, es conveniente que consulte a su médico para valorar si existen interacciones entre su tratamiento diario y el ALA.
Actualmente se desconoce con qué fármacos puede interactuar, pero existe cierta preocupación a la hora de combinarlo con medicación para el cáncer, para la coagulación, o para la tiroides.
Aunque el ácido alfa-lipoico se produce en el organismo, su nivel en el cuerpo disminuye con la edad.
Además, el estrés, la contaminación y una dieta inadecuada contribuyen a la creación de radicales libres y al daño celular, y el cerebro es el más sensible a estos daños.
La depresión, el bajo estado de ánimo, la mala memoria y, con el tiempo, la enfermedad de Alzheimer y de Parkinson son las consecuencias de estos daños.
El ácido alfa-lipoico puede proteger en gran medida el organismo, mejorar las funciones cognitivas y ralentizar los procesos asociados al envejecimiento y a la pérdida de energía celular.
Fuente: MedLinePlus
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