Esa foto no es en realidad una foto. Es una composición de cientos de “rodajas” capturadas en la línea de meta.
Omega tiene una larga tradición de colaboración con los Juegos Olímpicos.
Su tecnología ha permitido ayudar a determinar récords del mundo y olímpicos, así como a decidir quiénes eran los ganadores y perdedores en pruebas de todo tipo cuando había dudas.
Y hace unos días su tecnología volvió a demostrar ser impecable en este sentido.
Scan’O’Vision ULTIMATE. Así se llama la última iteración de su cámara especializada en la toma de las conocidas “foto finish” en pruebas como la que el pasado domingo en los Juegos Olímpicos de París 2024.
La tecnología se introdujo en 1992, y por entonces esa cámara captaba 1.000 imágenes por segundo.
La final de los 100 metros lisos se celebró en el estadio de Saint-Denis, y fue allí donde se produjo una situación que hizo que la tecnología de Omega demostrara su capacidad.
Como revelan en The Wall Street Journal, Noah Lyles (EEUU) tardó 9,79 segundos en correr esos 100 metros, pero tardó otros 30 segundos (en concreto, 29,47) en descubrir que el ganador había sido él.
La carrera fue igualadísima, y en la llegada llegó tan igualado con Kishane Thompson (Jamaica) que era casi imposible detectar a simple vista o con una cámara lenta tradicional cuál de los dos había ganado.
El crono, de hecho, fue idéntico para ambos: 9,79 segundos. Hasta Lyles creyó que había perdido, y así se lo dijo a Thompson tras acabar.
Es ahí donde la tecnología de la Omega Scan’O’Vision ULTIMATE se puso en marcha.
Esta cámara es la sucesora de la Scan’O’Vision MYRIA, que tomaba hasta 10,000 imágenes por segundo y se usó en las Olimpiadas de Rio y las de Tokio.
Con la nueva versión se toman hasta 40.000 imágenes por segundo, algo que fue clave para poder determinar el ganador de la prueba.
La Scan’O’Vision captura una serie continua de “rodajas” verticales.
La cámara, situada justo en la línea de llegada, no captura imágenes convencionales en formato 4:3 o 16:9, sino que el formato es el de una fina tira digital vertical porque en realidad eso es lo único que se necesita para determinar el ganador.
Esas tiras verticales se unen horizontalmente siguiendo el código de tiempo de cada una, con una precisión de hasta 0,1 partes por millón, y a partir de ahí un operador puede señalar en qué momento el pecho de cada atleta, que determina al ganador, no lo hacen un pie o una mano, alcanza la línea de meta.
Estas cámaras permitieron determinar un decimal más para los tiempos de los corredores.
Noah Lyles hizo un tiempo de 9,784 y Thompson de 9,789, con lo que la diferencia fue de tan solo cinco milésimas de segundo.
Curiosamente Lyles cruzó la meta llevando en su muñeca un Omega Speedmaster Apollo 8 Dark Side of the Moon, porque es embajador de la marca, como otros atletas presentes en estos Juegos Olímpicos.
Esa cámara muestra una de los escenarios en los que se utiliza la tecnología de Omega, pero la firma está presente en otros ámbitos.
Por ejemplo, para determinar con precisión absoluta la puntuación en las pruebas de tiro, para evaluar a los saltadores de trampolín, en gimnasia para conocer la altura y tiempo en el aire que pasan en el ejercicio de suelo o en salto de pértiga para determinar el margen con el que un saltador pasó el listón.
Fuente: Xataca