Queremos colonizar Marte, es una de las obsesiones de la humanidad en las últimas décadas.
Para conseguirlo nuestra prioridad actual es llegar a Marte, que el ser humano pise el planeta rojo como pisó la Luna. Pero, una vez ahí, ¿cómo vamos a vivir?
Además de lidiar con problemas como la energía necesaria, también hay que pensar en habitáculos donde se pueda hacer una vida lo más parecida posible a la de la Tierra.
AI SpaceFactory tiene una idea para crear casas en Marte, no solo eso, sino que también ha adaptado esta idea a una casa para el planeta Tierra.
El equipo detrás de esta empresa ganó medio millón de dólares de la NASA por su prototipo de casa para Marte llamado MARSHA.
No solo es espectacular, sino que se podrá probar una versión similar llamada TERA aquí en la Tierra dentro de unos meses.
Antes de comenzar a diseñar su prototipo de hábitat para Marte, los responsables de MARSHA tuvieron que enfrentarse al primer dilema que condicionó gran parte del proyecto: los materiales disponibles.
Llevar materiales como el hormigón o el acero desde la Tierra a Marte para construir casas es realmente insostenible por la dificultad que supone transportarlo hasta ahí.
La única solución es utilizar materiales obtenidos de Marte.
El habitáculo MARSHA está diseñado por lo tanto para utilizar los recursos que existen en el planeta rojo o que se puedan crear ahí.
La idea de la empresa (y también de las agencias espaciales) es enviar primero una serie de máquinas que sean capaces de allanar el terreno para la llegada de los humanos.
Entre las tareas designadas a estas máquinas también está la de obtener materiales en bruto y procesarlos.
La empresa ha investigado y desarrollado un compuesto de fibra de basalto (que se puede extraer de las rocas de Marte) y bioplástico renovable (ácido poliláctico) obtenido de plantas que se pueden cultivar en Marte.
Con esto se puede obtener un material fuerte, renovable, estable químicamente y aislante a temperaturas extremas.
Además, debido a que se utiliza plástico con un bajo peso atómico, es efectivo para ionizar la radiación cósmica.
Dejando un poco de lado los materiales y fijándonos ya en la construcción, MARSHA es un habitáculo que realmente presume de estar en Marte.
En vez de apostar por una casa tipo bunker que sirva como puro habitat de supervivencia, MARSHA es alto con una forma orgánica y presuntuosa.
Esto no es banal, se ha hecho para aprovechar las condiciones de la superficie marciana.
Mientras que aquí en la Tierra el principal factor al que nos tenemos que enfrentar es al gravedad, en Marte influye también la presión atmosférica que hay que conseguir en el interior de la casa, las dificultades construcción o los vientos y radiaciones del exterior, así como sus temperaturas extremas.
MARSHA tiene una forma que recuerda en cierto sentido a un huevo, una de las formas más resistentes que tenemos descubiertas por la naturaleza junto a los hexágonos al construir estructuras en bloque.
Al ser un edificio construido más en vertical que en horizontal, se obtiene mayor altura para vislumbrar el entorno y se puede construir con una sola máquina que apenas se tendría que desplazar.
MARSHA utiliza un aislamiento doble en las paredes de la casa para aislar del exterior a sus integrantes. Es como un huevo con doble cascara.
La del exterior se encarga de proteger ante los cambios bruscos de temperatura y la del interior permite diseñar la casa a gusto del usuario y a la vez mantener una temperatura regular.
Por muy lejos que el humano se encuentre de la Tierra cuando viva en Marte (si es que lo consigue, claro), necesitará llevar una vida lo más parecida posible a la que hay aquí e la Tierra, biológicamente va a seguir estando adaptado a las condiciones de aquí.
A 225 millones de kilómetros de media de la Tierra (54 millones en el punto orbital más cercano y 400 millones en el más alejado), conseguir mantener condiciones similares requiere de ingenio.
Los diseñadores del proyecto han creado al habitáculo MARSHA para que disponga de un total de cuatro niveles.
Los cuatro niveles está conectados por una claraboya en la parte superior que ofrece iluminación en el interior y atraviesa las cuatro estancias para iluminar la casa y conectarla. Una escalera en caracol es la que permite subir o bajar de nivel.
Si nos fijamos en las imágenes, cada nivel tiene al menos una ventana.
Está ubicadas de forma estratégica para cubrir visualmente los 360 grados, es decir, cada una apunta a una de las cuatro direcciones.
Pero para conseguir que los habitantes tengan una vida lo más parecida posible a la terrestre, las ventanas y la claraboya se pueden cerrar y ofrecer en su lugar una iluminación que siga el ciclo circadiano.
Esto significa tener un horario de luz parecido al de la Tierra, que es al que biológicamente estamos acostumbrados.
MARSHA, por todo lo descrito anteriormente, es la propuesta que la NASA ha escogido como posible modelo de casa a construir en Marte si se da el caso de llegar ahí y colonizar el planeta.
Pero mientras tanto y con la idea ya desarrollada, AI SpaceFactory ha decidido aplicarla también en la Tierra.
Así es como ha nacido TERA, una casa inspirada en Marte pero para la Tierra.
TERA tiene un aspecto parecido al de MARSHA, aunque con más ventanas y un diseño aún más orgánico.
La casa se construye con un compuesto de basalto de biopolímero impreso en 3D, un material que se ha desarrollado a partir de cultivos de maíz y caña de azúcar, indican que la NASA confirma que es como mínimo un 50% más fuerte y duradero que el hormigón. Por otra parte, también es reciclable.
Para construir las casas TERA no hay que esperar a llegar a Marte, así que la empresa se ha puesto manos a la obra.
En los bosques del norte de Nueva York, cerca del río Hudson, encontramos la primera casa TERA.
En ella la empresa experimenta con nuevas innovaciones para añadir a MARSHA y a la vez permite a cualquiera alquilarla por días para comprobar cómo sería vivir en Marte, más o menos.
TERA, a diferencia de MARSHA, sólo tiene dos niveles, es algo más pequeño en tamaño y no requiere de un aislamiento tan extremo, por lo que aprovecha las vistas del exterior y la interacción con la naturaleza del bosque donde se ubica.
La carcasa exterior de TERA (al igual que las pruebas para MARSHA) se ha construido con una impresora 3D con el compuesto de basalto y biopolímero mencionado anteriormente.
El interior por otra parte es una estructura de madera independiente (por eso de las dos capas).
Por dentro TERA dispone de lo que uno se espera encontrar en una casa, aunque con un aspecto más futurista que una casa tradicional.
Cuenta con áreas comunes en la planta baja como pueden ser el salón, la cocina o el baño.
En el segundo piso encontramos las habitaciones y es posible mover los muebles para adaptar la estancia a cada momento del día.
TERA es un proyecto de Indiegogo que ya ha conseguido su financiación y a partir del mes de marzo de 2020 comenzará a ofrecer noches de alquiler a los que financiaron el proyecto y a todos aquellos que quieran probar la experiencia.
Explican que con este dinero consiguen mantener el desarrollo de MARSHA y a la vez ofrecer una alternativa de hábitat más sostenible para la Tierra.
Fuente: Xataca