Las papas alargan la vida

Las papas alargan la vida

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Las personas que consumen un promedio de dos papas al día tienen un menor riesgo de morir, según un nuevo estudio.

Para desgracia de muchos, las papas fritas o el puré de papa no tienen este efecto protector, advierten sus autores.

A menudo se considera que las papas son menos saludables en comparación con otros vegetales.

En el año 2000, el doctor Fedon A. Lindberg causó un gran revuelo en Noruega cuando anunció que una gran proporción de la población no debería comer tantas papas: muchos de nosotros podemos aumentar de peso y desarrollar diabetes de tipo 2, creía.

Un importante estudio ha analizado cómo les ha ido a 77.000 noruegos en un periodo de cuarenta años años.

Aquellos que comieron al menos dos papas al día durante las décadas de 1970 y 1980 resultaron tener una tasa de mortalidad un 12 % menor durante los cuarenta años siguientes.

Comer más papas también se relacionó con una menor mortalidad debido a diferentes enfermedades cardíacas.

Esta tasa de mortalidad más baja es aproximadamente la misma que encontramos entre las personas con un alto consumo de verduras en general, dice Erik Arnesen, investigador del Instituto de Ciencias Médicas Básicas de la Universidad de Oslo, en Noruega.

Las papas no se encuentran entre las frutas y verduras recomendadas de la lista de “5 al día“.

Se trata de un movimiento nutricional de alcance mundial avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que sugiere consumir al menos cinco porciones de frutas y verduras al día.

Esta pauta está diseñada para promover una alimentación equilibrada y saludable, ya que las frutas y verduras son ricas en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, y su consumo regular está asociado con una reducción en el riesgo de enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y problemas digestivos.

En el pasado, la gente pensaba que una cena adecuada tenía que incluir papas.

Por lo tanto, seis días a la semana era normal servir este tubérculo de nombre científico Solanum tuberosum a la hora de la cena.

Según encuestas de consumidores de la década de 1980, nueve de cada diez cenas de pescado y ocho de cada diez cenas de carne se servían con papas.

Sin embargo, aunque las recomendaciones dietéticas nórdicas más recientes dicen que las personas pueden incluir las papas como una parte importante de una dieta saludable, no hay suficiente evidencia médica para determinar de manera concluyente que las papas en sí mismas afectan el riesgo de enfermedades crónicas.

«Es por eso que quisimos investigar esta cuestión en particular», dice Arnesen.

En colaboración con otros investigadores de la Universidad de Oslo y del Instituto Noruego de Salud Pública, Arnesen recopiló datos de encuestas realizadas en todo el país entre 1974 y 1988.

A continuación, los investigadores relacionaron a los participantes con el registro de Causas de Muerte cuatro décadas después, para ver cómo habían evolucionado las cosas.

Se demostró que quienes comían una media de dos papas al día tenían un menor riesgo de morir.

Nuestras estimaciones son también que por cada 100 gramos de mayor ingesta de papas, el riesgo de mortalidad y el riesgo de morir precisamente de una cardiopatía eran un 4 % menores, explica el investigador.

Arnesen subraya que los investigadores tuvieron en cuenta la edad, el sexo, el hábito de fumar, la actividad física y la ingesta de carne, pescado y mantequilla fundida o margarina en la cena de los participantes.

Las correlaciones fueron las mismas para mujeres y hombres, y en las distintas categorías de índice de masa corporal, tabaquismo y ejercicio físico.

En los años 70 y 80, las papas cocidas eran una de las principales fuentes de fibra dietética en la alimentación noruega.

Entre otras cosas, también aportan vitamina C y potasio, que favorecen la buena salud del corazón.

El profesor Kjetil Retterstøl, del Departamento de Nutrición de la Universidad de Oslo y coautor del estudio, afirma que uno de los puntos fuertes del trabajo es el gran número de participantes y el largo periodo de seguimiento.

«Probablemente es el mayor estudio realizado hasta ahora sobre la relación entre las papas y las cardiopatías», dice Retterstøl.

Varios estudios anteriores han indicado que se corre un mayor riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2 si se comen muchas papas.

Arnesen señala que un punto débil constante de estos estudios es que también incluyen productos derivados de la papa, como las paps fritas y el puré de papa.

Desde el punto de vista nutricional, estos productos son muy diferentes de las simples patatas cocidas, ya que tienen un alto contenido en grasa y sal, explica.

Por otro lado, las papas fritas son el alimento que más favorece la obesidad y el puré de papa cuenta con un índice glucémico altísimo, que favorece la aparición de diabetes de tipo 2.

El científico subraya que se necesita más investigación para comprender los mecanismos subyacentes implicados, de modo que podamos averiguar lo saludables que son las papas desde todos los puntos de vista.

Fuente: Science Direct

 

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