Científicos han realizado una serie de sorprendentes experimentos con un imán de varias capas que es capaz de alojar excitones (cuasipartículas, en este caso con interacciones ópticas particularmente fuertes).
Por eso, el material es capaz de atrapar la luz por sí mismo.
Como muestran los experimentos, las respuestas ópticas de este material a los fenómenos magnéticos son órdenes de magnitud más fuertes que las de los imanes típicos.
Por ejemplo, cuando se aplica un campo magnético externo, el reflejo de la luz de la banda del infrarrojo cercano se altera tanto que el material básicamente cambia de color.
Esa es una respuesta magneto-óptica bastante fuerte.
Esta investigación es obra de un equipo integrado, entre otros, por Florian Dirnberger y Vinod M. Menon, ambos del CCNY (City College of New York) en Estados Unidos, y Francisco J. García-Vidal, de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en España.
Por lo general, la luz no responde con tanta fuerza al magnetismo.
Es por esto que las aplicaciones tecnológicas basadas en efectos magneto-ópticos a menudo requieren agregar tecnología de detección óptica ultrasensible.
El nuevo tipo de imán probado puede ser la clave para el desarrollo de la próxima generación de láseres magnéticos y para dispositivos de memoria magnetoópticos más avanzados, así como para aplicaciones en el naciente campo de la transducción cuántica.
Fuente: Nature