No todo el mundo envejece igual. Pero identificar los signos de un envejecimiento más rápido o más lento que el promedio puede ser complicado: las arrugas de nuestra cara no son reflejo de cuánto ha envejecido nuestro corazón.
Un “simple” escáner de retina (el tejido que se encuentra en la parte trasera de nuestros ojos) puede decirnos mucho sobre nuestro estado de salud y nuestro riesgo relativo de muerte.
Es la conclusión de un estudio que analizó el estado realizado a lo largo de más de una década en el Reino Unido.
La interpretación de los datos del escáner fue realizada a través de un algoritmo de aprendizaje profundo (deep learning) entrenado con decenas de miles de imágenes de retinas pertenecientes tanto a personas con problemas de salud como con personas sanas.
Un algoritmo capaz de adivinar la edad de los participantes con un margen de error de solo 3,5 años.
Los autores del trabajo estudiaron la mortalidad de los pacientes y observaron que las personas con una retina más envejecida de lo que les correspondería presentaban un riesgo de mortalidad un 2% mayor a lo largo del estudio.
El equipo comprobó también que, cuando se excluían enfermedades cardiovasculares y cánceres, la mortalidad de este grupo ascendía al 3%.
El estudio comenzó con el análisis de la retina de 46.969 participantes hacia finales de la década del 2000.
El equipo tomó más de 80.000 imágenes de las retinas de este grupo.
19.200 de estas imágenes, tomadas de las retinas de unos 11.000 participantes sin problemas reconocidos de salud fueron empleadas para entrenar y validar el modelo de aprendizaje profundo empleado.
Tras más de una década de seguimiento del resto de los participantes (salvo de una pequeña fracción de la que no tuvieron datos), el equipo observó que más de 1.800 habían fallecido.
A partir de estos datos de mortalidad, pudieron comprobar que la diferencia entre la edad de la retina y la edad cronológica de los participantes resultaba en un indicador del riesgo de muerte.
El estado de nuestras retinas parece estar asociado a su sensibilidad a los avatares de la edad debido a su curiosa naturaleza.
Anatómicamente, la retina es parte de nuestro globo ocular, pero también forma parte de nuestro sistema nervioso central.
“Este cuerpo de trabajo apoya la hipótesis de que la retina desempeña un papel importante en el proceso de envejecimiento y es sensible a los daños cumulativos del envejecimiento, los cuales incrementan el riesgo de mortalidad”, escribe el equipo en su artículo.
Nuestra salud ocular es un importante componente de nuestro estado de salud.
Sin embargo el vínculo de su estado con nuestro riesgo de muerte es aún un misterio.
Es por eso que, si bien cuidar de nuestros ojos pueda ser importante, el juego de relaciones causa-efecto no nos permite aventurar que cuidar de nuestras retinas pueda ayudarnos vivir más.
Sin embargo, este análisis abre una nueva vía para estudiar nuestro estado físico de una forma más general, lo que en sí mismo representa un importante avance.
Fuente: BMJ
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