Dicen que hay relación entre la creatividad y la inteligencia, y puede que ésta sea otra cosa a comprobar con la artificial.
Y la verdad es que resulta bastante curioso ver cómo se desarrolla y defiende esta especie de “creatividad artificial” si hablamos de una inteligencia artificial que es capaz de crear arte mezclando estilos pictóricos.
Dejando pinceles y óleos a un lado y tirando de algoritmos y redes neuronales, lo que han hecho unos investigadores de la Universidad Rutgers (Nueva Jersey) y el laboratorio de IA de Facebook de California es crear un sistema dual para crear obras de arte.
Pero el objetivo no era que fuese algo aleatorio o fundamentado en lo abstracto, sino que el sistema fuese capaz de crear algo catalogado como arte sin corresponderse a ninguna corriente artística existente (barroco, cubismo, etc.).
Según explican en el trabajo publicado, para la creación del sistema se ha partido de la modificación de un algoritmo llamado Generative Adversial Network (GAN), denominación que deja ver la base de su funcionamiento, dado que lo que hace es enfrentar dos redes neuronales con el fin de que esa confrontación de un resultado cada vez mejor.
Los componentes de este curioso enfrentamiento son una red que crea una solución y otra que se encarga de evaluarla, siendo el algoritmo el catalizador para que una y otra red den con la solución más acertada.
Aplicándolo a la creación de arte, el equipo habla de una Creative Adversarial Network (CAN), y se trata de que una de las redes (la generadora) genere imágenes continuamente y otra (la discriminadora) se encargue de catalogarlo o no como arte, enviando dos señales contradictorias a la generadora para conseguir una creación nueva, no demasiado innovadora y no perteneciente a ningún estilo.
La discriminadora puede juzgar gracias a haber recibido un entrenamiento con 81.449 pinturas de 1.119 artistas distintos (del siglo XV al XX), con lo que es capaz de discernir entre una obra de arte y otro elemento (como una fotografía o un diagrama) y el estilo al que pertenece.
De ahí que, como decíamos al principio, el objetivo sea que el sistema dé con una creación que no pueda catalogarse en ninguno de estos estilos, siendo en la práctica un nuevo estilo per se.
Explica Marian Mazzone en New Scientist, historiadora de arte en el Colegio de Charleston en Carolina del Sur que ha trabajado en el proyecto, que la idea es crear arte que sea innovador pero no en exceso.
De este modo, lo que buscan estos investigadores es lograr una generación de arte artificial al 100%, de modo que no intervenga ningún ser humano en el proceso.
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En cuanto a los resultados, los investigadores concluyen que hay una marcada ausencia de figuras, tendiendo más a un estilo abstracto y que probablemente se deba a esa mínima de no basarse en ningún género ya existente.
Y lo interesante es que lo que hicieron es mostrar los trabajos en público, de modo que éste fuese el encargado de catalogarlo como arte, así como diferenciar una creación humana de una artificial.
Para este cara a cara (con trampa) escogieron obras abstractas expresionistas (creadas entre 1945 y 2017) y otro set de obras que se mostraron en el Art Basel 2016, buscando trabajos que destacasen en creatividad (siendo éste un evento de referencia en el arte contemporáneo), frente a las creadas por los sistemas artificiales.
A los sujetos se les preguntó si pensaban que las obras habían sido creadas por un ser humano o por una máquina, qué nota le pondrían (por gusto) o si daban la impresión de corresponder a un artista novel o a uno con experiencia.
Lo que vieron es que se le daba más nota a las imágenes generadas por CAN que a las del Art Basel (aunque reñido, 53% frente a un 42%), aunque enfrentando las de CAN al conjunto de obras humanas éste quedaba un 9% por debajo (53% versus 62%).
¿Pero entonces lo que crea una AI es arte?
Con el fin de determinar esto realizaron otro test preguntando por la intencionalidad en la creación, si se veía una estructura, una inspiración o si sentían que la obra se comunicaba con ellos.
Según los resultados, explican que los sujetos encontraron las imágenes generadas por CAN “intencionales, visualmente estructuradas, comunicativas e inspiradoras”, con lo que creen que pueden considerarse arte.
Ante ojos ignorantes en este campo, la verdad es que las muestras que vemos pueden ser asumidas perfectamente como la creación de un ser humano.
Fuente: Xataca
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