Durante el inminente robopocalipsis, la humanidad tendrá que protegerse de los androides anormalmente ágiles, perros robóticos, y, como lo sugiere una nueva investigación del MIT, híbridos cuasi autónomos de plantas robot-móviles.
Elowan es un híbrido robot-planta diseñado por Harpreet Sareen y Pattie Maes, ambos del MIT Media Lab.
El sistema es un verdadero organismo cibernético, aunque no es el tipo que estamos acostumbrados a ver.
En lugar de fusionar humano con máquina, estos investigadores han aprovechado las señales eléctricas internas producidas por las plantas para controlar las acciones de una plataforma robótica de dos ruedas.
En las pruebas, Elowan pudo moverse hacia una fuente de luz, una acción activada por la propia planta.
Las plantas pueden parecer inertes, pero son sorprendentemente de naturaleza eléctrica.
Nuestros amigos fotosintéticos están equipados con circuitos biológicos capaces de transmitir señales bioelectroquímicas entre tejidos y órganos.
Estas señales se activan en circunstancias especiales, como cuando la planta está expuesta a la luz, un cambio en la gravedad (u orientación), una fuerza mecánica (como el tacto), cambios en la temperatura y cuando se lesiona.
De hecho, las plantas pueden no ser móviles o exhibir conciencia, pero están armadas con una variedad de trucos para ayudarlas a prosperar y sobrevivir.
La transmisión interna de señales bioelectroquímicas excita las células y los tejidos dentro de las células de las plantas, lo que provoca ciertas acciones o respuestas, como la regeneración (crecimiento) de los tejidos, la extensión de las hojas hacia la luz o la activación de una defensa contra las amenazas.
Esta red de señales activa puede utilizarse para aumentar las capacidades naturales de una planta.
En este caso, el movimiento de la planta se basa en sus señales bioelectroquímicas internas, que hacen que la base robótica con ruedas se mueva hacia una fuente de luz.
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En esta demostración de prueba de concepto, Sareen y Maes colocaron electrodos de plata en los tallos, las hojas y el sistema radicular de las plantas.
Un dispositivo de interfaz procesó y amplificó las señales débiles emitidas por las plantas y luego las transmitió al dispositivo robótico.
En las pruebas, las lámparas se colocaron a ambos lados de Elowan.
La planta pudo sentir la luz proveniente del lado iluminado, lo que resultó en una respuesta de señal que provocó el movimiento hacia la luz.
Así, el híbrido planta-robot viajó a la izquierda o a la derecha por sí mismo, donde el “control de movimiento descansa en la planta”, en palabras de los investigadores.
Las plantas no son capaces de tomar decisiones o ejercer el libre albedrío.
Más bien, sus circuitos y procesos internos están siendo activados por estímulos externos, lo que los convierte en autómatas.
Es un experimento limpio, tanto en términos de sus aspectos científicos como artísticos (Sareen también es un artista visual y un profesor asistente en la Escuela de Diseño de Parsons), pero el sistema también podría ampliarse o modificarse para aplicaciones prácticas.
Parte del razonamiento detrás del proyecto fue aprovechar las capacidades naturales de las plantas como una manera de aumentar aún más sus capacidades.
Sareen imagina extensiones de plantas cibernéticas que podrían permitirles crecer y defenderse de formas novedosas.
Además, estos sistemas simbióticos también podrían usarse para alimentar futuros sistemas electrónicos de manera más orgánica, lo que da como resultado dispositivos capaces de autoalimentación, auto reparación y auto crecimiento.
Fuente: Gizmodo