Solo con un teléfono móvil y un embudo de papel la aplicación permite detectar líquido en el oído con un alto porcentaje de eficacia.
A veces, saber lo que le ocurre a un bebé que llora es todo un reto, que ni los padres más expertos logran conseguir. ¿Tiene hambre? ¿Sueño? ¿Fiebre? ¿Hay que cambiarle el pañal? ¿Le duele algo?
Todas estas preguntas pasan a la velocidad de la luz por la mente de padres y madres desesperados, mientras tratan de buscar soluciones a todas ellas, con la esperanza de que en el proceso el pequeño deje de lamentarse.
Por lo general este llanto no suele ir relacionado con nada grave, aunque a veces puede deberse a algún dolor o malestar, en ciertas ocasiones procedente del oído.
Y es que las otitis se encuentran entre las razones más comunes de las visitas al pediatra, especialmente en bebés o niños muy pequeños.
Se trata de una afección muy común y fácil de tratar, aunque no tan sencilla de detectar, ya que no siempre genera síntomas y, además, los niños suelen tener dificultades para explicar qué les duele.
Como mucho, puede ser que tengan fiebre o se tiren de las orejas mientras se quejan.
Por eso, es importante disponer de técnicas que permitan un diagnóstico sencillo y si es en casa, mejor.
Este ha sido siempre el objetivo de un equipo de científicos de la Universidad de Washington, que acaba de presentar en un estudio de Science Translational Medicine una aplicación para teléfono móvil, capaz de detectar una infección auditiva, simplemente con la ayuda de un pequeño embudo de papel. Y un smartphone, claro.
Las infecciones auditivas se suelen dar cuando se acumula líquido en el oído medio, detrás del tímpano, y se infecta.
Como resultado, el paciente puede sentir dolor intenso y dificultades para oír, algo especialmente preocupante si se vuelve recurrente y el paciente es un niño que está empezando a hablar.
Por eso, estos científicos comenzaron a desarrollar una aplicación que permitiera el diagnóstico de forma rápida y sencilla, especialmente en los países con pocos recursos económicos y sanitarios.
El mecanismo es muy sencillo.
Simplemente se coloca un pequeño embudo de papel entre el oído del pequeño y el teléfono, desde el que se emitirá un chirrido que viajará hasta el oído, con el que interactuará de un modo diferente, según si tiene líquido o no.
Finalmente, una vez que este vuelva al teléfono, se analizará para saber si es posible que haya una infección.
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Además, es un procedimiento parecido al que emplean algunos aparatos médicos utilizados en la actualidad.
Para comprobar la eficacia de la aplicación, sus creadores reclutaron a 53 niños, con edades situadas entre los 18 meses y los 17 años.
Todos ellos se encontraban en el Hospital Infantil de Seattle para ser sometidos a una intervención.
A algunos se les colocaría un tubo que suele disponerse en el oído en pacientes con casos recurrentes o crónicos de líquido en el oído.
Por el contrario, a los demás se les realizaría otra operación sin nada que ver, como la extirpación de las amígdalas.
Durante la colocación del tubo se realiza una incisión en el tímpano que permite la salida de líquido, en caso de que lo haya, por lo que suponía un grupo de pacientes perfecto para comprobar si la aplicación estaba funcionando correctamente.
Todos los niños se sometieron a la prueba con el teléfono antes de entrar en quirófano, de modo que luego se pudieran validar los resultados.
Y así fue como comprobaron que la aplicación había detectado el líquido en el oído en un 84% de los casos, siendo este un porcentaje similar al de las herramientas médicas usadas en la actualidad para detectar el líquido a través de aire o impulsos sonoros.
También se repitió el procedimiento con niños más pequeños, de entre 9 y 18 meses, con resultados muy similares.
Solo quedaba saber si la aplicación sería intuitiva y fácil de utilizar, tanto para los médicos como para los padres de los niños.
Por eso, se entrenó a un grupo de ambos y se procedió a repetir cada paso.
Todos ellos fabricaron el embudo de papel y lo colocaron sobre el oído de los pequeños, para analizarlo posteriormente con el móvil.
De nuevo, los resultados fueron igualmente buenos, por lo que quedaba claro que era un proceso fácilmente replicable.
En cuanto a la posibilidad de que fuese incómodo para los niños, los autores señalan que el chirrido solo generó alguna leve sonrisa, o incluso carcajadas, en los pequeños que participaron en el estudio.
Los creadores han fundado una empresa para comercializar la aplicación, llamada Edus Health.
Fuente: Hipertextual