En 2013 Ronan se convirtió en la leona marina más famosa de internet cuando los científicos del Laboratorio Long Marine en la Universidad de California en Santa Cruz (EEUU), publicaron un artículo, acompañado por un video, en el que se mostraban sus increíbles dotes rítmicas.
Al escuchar música, Ronan movía la cabeza y mantenía el compás siguiendo distintos tempos cambiantes.
Ronan, una leona o loba marina de la especie Zalophus californianus, es el primer mamífero no humano capaz de moverse al ritmo de la música.
Su descubridor, Peter Cook, que la conoció cuando era un estudiante de posgrado, ha presentado los resultados de su investigación con la leona marina bailarina en la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés), en Chicago.
Cook, que ahora es becario posdoctoral en la Universidad de Emory, pone énfasis en destacar que Ronan no solo sigue el ritmo de una melodía determinada, sino que se adapta a los compases que escucha.
Esta cualidad es rara en el reino animal. Aparte de los humanos, solo se había visto en loros y otras aves con capacidad de imitación vocal, lo que hizo sospechar a algunos científicos que para mantener el ritmo es imprescindible saber ‘cantarlo’.
“Se creía que el ritmo era un efecto secundario de las adaptaciones para la imitación vocal, que requiere coordinar las señales auditivas entrantes con el sonido vocal emitido”, explica Cook.
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Pero los lobos marinos no imitan sonidos, así que, como dice el científico, “el éxito de Ronan plantea un problema para esta teoría”.
Nacida salvaje en 2008, Ronan fue rescatada por el Centro de Mamíferos Marinos en Sausalito en 2009 después de su tercer varamiento. Llegó a Long Marine Lab en enero de 2010 y se unió al Laboratorio Pinniped de Cognición y Sistemas Sensoriales.
“Desde mis primeras interacciones con ella, estaba claro que Ronan era una loba de mar especialmente brillante”, recuerda Cook.
“Todos los científicos que estudiamos la cognición animal estábamos muy interesados en el baile de las aves y pensé que nadie había tratado de observar el ritmo en otro animal que no fuera un loro. Entrenar a un mamífero sería duro, pero Ronan parecía ideal”.
Cook y su compañero Andrew Rouse le enseñaron a mover la cabeza al compás de sonidos rítmicos y más tarde observaron que Ronan era capaz de aplicar su habilidad a ritmos y músicas que jamás había escuchado. La leona había aprendido a ‘bailar’ con su cabeza.
Por eso, aunque tradicionalmente los científicos pensaban que la habilidad musical era exclusiva de los humanos, Cook opina que sus fundamentos se comparten con los animales: “Hemos asumido que carecen de estas capacidades pero puede que simplemente no las hayamos descubierto”.
Fuente: Noticias de la Ciencia