Es capaz de elevarse 100 veces su longitud y podría ser utilizado para misiones espaciales.
Lo saltamontes pueden saltar hasta 70 centímetros, 115 veces la longitud de su propio cuerpo.
Inspirándose en este insecto, Elliot Hawkes y sus colegas han creado un robot de unos 30 centímetros de alto y 30 gramos de peso, capaz de saltar 32,9 metros de altura, más de 100 veces su longitud.
Los autores afirman que sus hallazgos cambian las implicaciones de saltar como medio de locomoción, abriendo nuevas formas sobre cómo y dónde se puede usar el salto:
En la Tierra, este tipo de robots podrían hacer frente a trabajos que ahora mismo solo son resueltos por dispositivos voladores; y, en otros mundos, como la Luna, donde la gravedad de la superficie es más débil, podrían alcanzar alturas de hasta 125 metros, atravesando distancias de alrededor de medio kilómetro de un solo salto, lo que podría ser útil para investigaciones exploratorias del terreno, aunando lo que ahora mismo hacen los rover junto con los orbitadores o vehículos voladores, como el helicóptero Ingenuity, sobre Marte.
«El robot podría saltar al costado de un acantilado inaccesible o saltar al fondo de un cráter, tomar muestras y regresar a un rover con ruedas», afirma Hawkes.
«El salto se encuentra en diversas especies con diferentes tamaños, pero se realiza de manera sorprendentemente similar y tiene métricas claras y cuantificables mediante las cuales se pueden comparar las capacidades finales: altura y distancia de salto», explican los autores.
Sin embargo, la biología tiene sus límites: la altura máxima de salto de los animales está restringida por el trabajo que sus músculos pueden producir en un solo golpe.
Por el contrario, la altura de salto de un dispositivo tecnológico puede ser mucho mayor si utiliza un motor giratorio o de trinquete que puede almacenar energía durante movimientos o rotaciones repetidas.
Este nuevo dispositivo combina ambos mundos, creando un dispositivo que quién sabe si veremos en las próximas misiones espaciales saltando sobre otros mundos.
Fuente: Techeblog