Los avances en el campo de la robótica y la inteligencia artificial se están sucediendo de tal manera que estas tecnologías cada vez están más presentes en la vida de las personas.
Vehículos autónomos, robots que crean obras de arte originales y chatbots que entablan conversaciones casi humanas son algunos de estos ejemplos, que abren grandes posibilidades, pero también plantean ciertas cuestiones éticas.
Una de estas cuestiones es si se puede confiar a la IA y los robots tareas relacionadas con la enfermería, una profesión con un alto componente humano.
“Este estudio de ética aplicada examina si la robótica, la ingeniería humana y las tecnologías de inteligencia humana pueden y deben sustituir a los humanos en las tareas de enfermería”, afirma el Dr. Ibuki.
Según los investigadores, las enfermeras suelen empatizar con sus pacientes y también establecen relaciones significativas con ellos.
Para ello, es necesario el contacto humano y con él se fomenta la comprensión, la confianza y el apoyo emocional.
¿Podrían los robots y la inteligencia artificial actual poner en práctica estas cualidades humanas?
Para responder a la pregunta, los científicos pusieron el foco en cuatro conceptos éticos que se les atribuyen a las enfermeras de carne y hueso y que son la defensa, la responsabilidad, la cooperación y el cuidado.
Los investigadores consideran que este colectivo defiende a sus pacientes cuando hablan en su nombre para que reciban la mejor atención médica posible.
Aquí se incluye proteger a los pacientes de los errores médicos, informarles sobre el tratamiento que van a recibir, reconocer sus preferencias y actuar como mediadores entre ellos y el hospital.
En este caso, los investigadores afirman que una IA puede informar a los pacientes sobre errores médicos, así como dar opciones de tratamiento.
Sin embargo, ponen en duda que sea capaz de comprender realmente los valores de los pacientes y de que empatice con ellos.
Tampoco creen que un robot pueda actuar como mediador en las relaciones entre humanos ni que se pueda hacer responsable de sus propias acciones.
Para enfocar esto último, los investigadores sugieren desarrollar una IA explicable, que permita comprender el proceso de toma de decisiones de los sistemas de inteligencia artificial y mejorar el momento en el que se deba rendir cuentas.
En el estudio, los investigadores señalan que las enfermeras suelen trabajar con otros profesionales sanitarios para atender lo mejor posible a los pacientes.
Con nuestras señales visuales, los seres humanos generamos confianza en los demás e incluso nos ayudan a crear relaciones.
Los robots no nos son familiares por lo que las interacciones con ellos no serán iguales que entre personas.
Para solucionar esta cuestión, los investigadores proponen seguir investigando para darles a los robots una apariencia que facilite la cooperación con los médicos.
Con respecto a comprender a los pacientes, los investigadores dicen que los robots y la IA tienen potencial para entender las emociones de las personas y darles una atención adecuada.
Eso sí, los pacientes tienen que aceptar que un robot les atienda.
Tras examinar estos cuatro conceptos éticos que se asocian a la enfermería, los investigadores reconocen que es posible que en un futuro próximo los robots no sustituyan por completo a las enfermeras.
Sin embargo, no descartan esa posibilidad.
Al hilo de esto último, en la primera rueda de prensa de robots que tuvo lugar en Ginebra el pasado 7 de julio, un periodista allí presente le preguntó a la robot enfermera Grace, que fue concebida para interactuar con las personas mayores y las que estuvieran aisladas durante la pandemia del coronavirus y que es capaz de tomar la temperatura corporal con una cámara térmica que lleva instalada en el pecho, si creía que su existencia destruiría millones de puestos de trabajo.
La androide contestó: “Trabajaré junto a los humanos para prestar asistencia y apoyo, y no sustituiré ningún puesto de trabajo existente”.
Grace era la “hermana” de Sophia, uno de los primeros robots con capacidad para mantener una conversación con seres humanos.
Ambas creadas por Hanson Robotics, una empresa de ingeniería robótica afincada en Hong Kong.
Fuente: NIH