El pasado 14 de enero de 2019, dos telescopios espaciales, el Observatorio Neil Gehrels Swift y el Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi, detectaron una potente señal que parecía provenir de una explosión de rayos gamma, el tipo de explosión más energética que se conoce en el universo.
Tras esta detección, enviaron una alerta a los observatorios en Tierra para que los telescopios apuntaran en dirección de esta misteriosa fuente de energía.
Los dos telescopios MAGIC (Major Atmospheric Gamma Imaging Cherenkov) en las Islas Canarias recibieron la alerta y tardaron sólo 30 segundos en orientarse hacia este objetivo.
Esto fue clave ya que durante 20 minutos captaron algo nunca antes visto, la mayor explosión de energía jamás registrada en el universo, la cual arrojó los fotones más energéticos que se han captado en la historia.
La explosión ahora conocida como ‘GRB 190114C’ tiene maravillados a los investigadores, ya que se estima que emitió energías fotónicas de hasta 1 teraelectronvoltio (TeV) aproximadamente un minuto después de estallar.
Además, esta fue la primera observación de un estallido de rayos gamma (GRB) por MAGIC o cualquier otro telescopio basado en tierra.
Pero eso no fue todo, ya que en junio de 2018 el conjunto de telescopios del Sistema Estereoscópico de Alta Energía (HESS), en Namibia, detectó la débil emisión de otro GRB 10 horas después de su explosión inicial.
A pesar de que ya había pasado mucho tiempo desde el estallido, se lograron captar fotones con energías de entre 100 a 440 gigaelectronvoltios (GeV).
Se cree que los dos GRB observados son el resultado de supernovas.
El estallido captado por MAGIC (GRB 190114C) se originó a unos 4.500 millones de años luz de distancia.
Mientras que el de HESS, llamado ‘GRB 180720B’, se cree que tuvo lugar a unos 6.000 millones de años luz de distancia.
Los rayos gamma son actualmente la mayor forma de radiación de energía descubierta, cuyas longitudes de onda pueden ser más pequeñas que las del núcleo de un átomo.
Los estallidos de rayos gamma son fenómenos que ocurren en galaxias distantes, y los astrónomos creen que los estallidos más violentos suelen ocurrir cuando una estrella masiva muere y colapsa sobre sí misma, lo que da origen a una supernova.
En un segundo, un GRB puede liberar la energía equivalente a lo que nuestro sol será capaz de producir durante toda su vida.
La luz de esta explosión llega a la Tierra como una especie de ‘flash’, un destello que se asocia con fragmentos de plasma cargados de energía, los cuales se forman cuando el núcleo de una estrella moribunda se convierte en un agujero negro o una estrella de neutrones.
Estos nuevos descubrimientos confirmaron que los GRB son capaces de producir aún más emisiones energéticas de las que se conocían anteriormente.
Esto ayudará a los científicos a investigar la posible conexión entre las explosiones de rayos gamma y las ondas gravitacionales, o las ondas en el espaciotiempo que recientemente se han empezado a observar.
Hasta antes de este descubrimiento, se estimaba que cada día se presentaba un estallido de rayos gamma, cuya duración era tan breve que hacía falta mucha suerte para poderlos estudiar.
Ahora, gracias a los telescopios como MAGIC y el próximo Observatorio del Conjunto de Telescopios Cherenkov (CTA), que consistirá en 118 telescopios que se están construyendo en Chile y las Islas Canarias, se podrán detectar rayos gamma en el rango de 20 GeV a 300 TeV, con una sensibilidad diez veces superior a la de otros observatorios actuales.
Esto abrirá la puerta a nuevos descubrimientos y más información acerca de estos misteriosos estallidos.
Fuente: Xataca
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