Unos ingenieros bioquímicos han utilizado secuencias de moléculas de ADN para inducir cambios de forma en hidrogeles, demostrando una nueva estrategia para producir robots blandos y dispositivos médicos “inteligentes” que no dependan de cables o baterías engorrosos.
Hasta hace no demasiado tiempo teníamos al ADN “sólo” como esa especie de DNI microscópico que predeterminaba nuestras características a nivel popular, pero poco a poco se le van descubriendo utilidades más allá de la membrana celular.