Un nuevo algoritmo, que podría ser aplicado a una amplia gama de complicados problemas tratados en modelos informáticos, acelera la velocidad de procesamiento en estos hasta tal punto que, cálculos que requieren habitualmente de varios días, pasan a completarse en varias horas.
Los computadores son buenos en la detección de emociones obvias como sonrisas, pero no en la detección de las muy breves microexpresiones que revelan cuándo las personas están encubriendo sus verdaderos sentimientos.
La intuición ha sido a menudo referida como una habilidad netamente propia de seres vivos inteligentes y fuera del alcance de las máquinas. Ahora, parece que la situación ya no estará tan clara.
Unos biofísicos han creado un algoritmo, el cual es un paso en la búsqueda de un método automático de inferir modelos que describan la dinámica de un sistema, un concepto referido popularmente como “el científico robot”.