Las caídas son la principal causa de lesiones y fallecimiento en los ancianos. Un tercio de personas de edad superior a 75 años sufre al menos una caída al año, lo cual es especialmente preocupante cuando viven solas.
Un robot capaz de ayudar a un anciano en sus quehaceres cotidianos puede permitirle seguir viviendo en su domicilio en lugar de tener que mudarse a una residencia geriátrica, donde, aunque estará bien atendido, su vida ya no será como la de antes.
Investigadores de la UPC prueban una tecnología para un sensor que permite detectar cuando una persona se ha caído, la localiza y avisa automáticamente a los servicios de emergencia.
Investigadores de Harvard, Cambridge y la Universidad de California han encontrado que el bombeo de sangre de ratones jóvenes en roedores ancianos lograron que estos últimos, de repente, fueran capaces de correr mucho más rápido, revirtiendo el envejecimiento.
Inspirados en la tecnología WiFi, unos ingenieros electrónicos han desarrollado una red de sensores inalámbricos, instalable en una sala, y potencialmente en una vivienda, que puede detectar si una persona se cae.