Investigadores estadounidenses utilizaron la técnica de edición genética CRISPR-Cas9 para modificar varios genes simultáneamente, disminuyendo la capacidad de la bacteria E.coli para adaptarse a los antibióticos.
Cuando la tecnología de edición de genes CRISPR apareció por primera vez en 2012, predijo un futuro en el que curar enfermedades podría simplemente implicar cortar trozos problemáticos de código genético.
La competencia por CRISPR-Cas continúa: los científicos detrás de la edición genómica vuelven a sorprender al mundo con sus aplicaciones en diagnóstico médico.