El calor, que puede ser producto de fuentes como por ejemplo el calentamiento solar o la quema de combustibles fósiles, puede ser convertido en electricidad con una eficiencia muy alta mediante un proceso conocido como conversión termiónica.
Los telescopios que se planean para el espacio trabajan aún con la óptica de vidrio de Galileo, pesada y voluminosa, pero la agencia norteamericana DARPA trabaja en el desarrollo de telescopios cuya óptica sea tan delgada como el papel.