Si pensaba que las baterías de iones de litio que se incendian eran peligrosas, ¿qué tal una fuente de energía portátil que en realidad se basa en quemar el combustible desde el primer momento? Eso es más o menos lo que hace una batería alternativa desarrollada en el MIT.
Para muchas aplicaciones, como dispositivos biomédicos, mecánicos o de vigilancia medioambiental, aprovechar la energía de pequeños movimientos podría proporcionar un suministro energético modesto pero durante toda la vida útil del dispositivo.
Unos científicos han desarrollado un singular papel capaz de almacenar electricidad. Se trata de un nuevo material que está hecho de nanocelulosa y de un polímero conductor.
Impulsados por la necesidad de superar las limitaciones de los pegamentos biomiméticos en entornos húmedos, unos científicos de la Universidad Tecnológica Nanyang (NTU) en Singapur han inventado uno que se endurece cuando se le aplica un voltaje.