París ha creado nuevas atracciones para la torre Eiffel en los últimos años, como luces brillantes y suelos de cristal. Pero la última incorporación ha sido diseñada para no ser ni vista ni oída.
Más allá de la capacidad que tienen las granjas eólicas oceánicas de generar electricidad, el carácter imprevisible del viento hace que su eficiencia pueda verse seriamente afectada. Una solución obvia es almacenar energía cuando la demanda es baja y se registra un exceso, pero en vez de usar baterías, la gente de MIT ha presentado una alternativa basada en esferas gigantes de hormigón, que además de servir como “ancla” para cada turbina de viento, pueden guardar energía y entregarla a la red principal en cuestión de minutos.