El equipo de Melissa Grunlan, de la Universidad A&M de Texas, en Estados Unidos, ha desarrollado un material “autoadaptable” que se expande con agua salada caliente para llenar de forma precisa huecos dejados por defectos óseos, y que también actúa como andamio para el crecimiento de hueso nuevo.
Psicólogos británicos desarrollan un modelo que predice la primera impresión que producirá la foto de una persona a partir de 65 atributos físicos medibles. Los autores planean aplicarlo para que una cámara saque directamente bien a la gente en los retratos.
Una compañía de San Mateo, California, ha creado Bistro, un alimentador inteligente que puede rastrear el apetito de su gato y el cambio de peso usando “tecnología gatuna de reconocimiento facial.”
El académico del Departamento de Ingeniería en Informática, Dr. Edmundo Leiva, desarrolló junto al estudiante del Programa de Magíster de esa misma unidad, Jorge Segura, un programa capaz de identificar las emociones del rostro humano incluso cuando una persona intenta esconder sus expresiones faciales.
Tras observar una imagen, su cerebro automáticamente procesa dicha información a través de sus miles de circuitos neuronales, si extraemos esos datos a partir de alguna técnica de neuroimagen, podremos reconstruir los rostros previamente observados.