El gato de Schrödinger es el cartel a mostrar de la rareza cuántica. Ahora ha sido inmortalizado en un retrato creado por una de las consecuencias más extrañas de la teoría: el entrelazamiento cuántico.
Científicos han logrado un entrelazamiento cuántico de, al menos, 103 dimensiones con sólo dos partículas, es como tener dos gatos de Schrödinger que pueden estar vivos, muertos, o en otros 101 estados más al mismo tiempo.
Se ha propuesto un llamativo experimento que despejaría de una vez por todas las dudas sobre una fantasmal posibilidad de la mecánica cuántica referente a la relación entre la causa y el efecto.
Físicos de la Universidad de Washington en Seattle y la Universidad de Stony Brook en Nueva York, consideran que el fenómeno del entrelazamiento cuántico podría estar intrínsecamente ligado a los túneles o atajos en el espacio-tiempo, conocidos también como agujeros de gusano o Puentes de Einstein-Rosen, estructuras hipotéticas del espacio-tiempo que a menudo se han expuesto en la ciencia-ficción como atajos para viajar mucho más rápido que la luz desde una parte a otra del universo.