Un proceso de filtración simple pero ingenioso ha ayudado a unos investigadores a crear películas flexibles del tamaño de una oblea hechas de nanotubos de carbono de pared única, altamente alineados y muy juntos entre sí.
Han conseguido hacer uso de las interacciones débiles para depositar de forma ordenada diminutos clústeres metálicos de plata sobre una serie de nanotubos formados por péptidos (cadenas de aminoácidos) cíclicos.
La imagen muestra la primera rectena óptica del mundo, un pequeño dispositivo que es en parte antena, parte rectificador de diodos, y es capaz de convertir luz directamente en corriente continua.