“Si no me voy a casa ahora, mañana trabajaré con una resaca horrible… pero esto se está animando, creo que voy a pedir la última copa”. Independientemente de qué decisión tomemos ante esta disyuntiva de jueves por la noche, ambos pensamientos, el prudente y el eufórico, están motivados por experiencias previas, tanto dolorosas como placenteras, que hemos vivido en situaciones similares.
La situación es por desgracia bien conocida para mucha gente: después de haber probado todas las dietas de adelgazamiento, el peso perdido es poco y no tarda en regresar, incluso comiendo de manera sana y haciendo ejercicio físico con regularidad.
Podría existir una forma de desactivar el impulso de beber alcohol de forma compulsiva, según un nuevo estudio en modelos animales en el cual se logró revertir completamente la dependencia del alcohol gracias a la actuación en una red específica de neuronas.