La creciente pequeñez de los dispositivos móviles y de aquellos que se pueden llevar puestos, como los relojes inteligentes, hace más difícil para el usuario interactuar con sus pantallas, que ya tienen el tamaño de una caja de cerillas.
Imagínese asistir a un concierto en vivo donde los músicos están a 500 millas de distancia, pero usted disfruta de una imagen holográfica de la música que es mapeada y recreada en el espacio donde usted se encuentra.