Los líquidos ahora tienen su menor expresión posible gracias al trabajo realizado por los científicos a cargo del LHC, conocido también como el gran acelerador de partículas, situado en la frontera franco-suiza. Allí, bajo condiciones experimentales de suma complejidad, se ha creado la gota más pequeña del mundo, con un tamaño que va desde los 3 a 5 protones.