Uno de los grandes retos sanitarios de este siglo es diseñar estrategias contra las bacterias resistentes a antibióticos, el tratamiento con plasma emerge como una posible alternativa terapéutica.
Unos físicos han construido un acelerador de partículas tan pequeño como para ser instalable en una mesa, y que genera energías y velocidades previamente alcanzadas sólo por grandes instalaciones que tienen cientos de metros de largo y un costo de construcción de cientos de millones de dólares.
Los líquidos ahora tienen su menor expresión posible gracias al trabajo realizado por los científicos a cargo del LHC, conocido también como el gran acelerador de partículas, situado en la frontera franco-suiza. Allí, bajo condiciones experimentales de suma complejidad, se ha creado la gota más pequeña del mundo, con un tamaño que va desde los 3 a 5 protones.