Investigadores de IBM han encontrado por accidente una nueva familia de polímeros plásticos extremadamente resistentes, capaces de regenerarse, ultraligeros y, pese a todo esto, más fáciles de reciclar.
Unos nuevos transistores, con un diseño revolucionario, soportan su implantación dentro de un cuerpo vivo y además cambian de forma a fin de afianzarse en el tejido deseado, por ejemplo curvándose y enrollándose alrededor de un vaso sanguíneo o de un nervio.
La basura electrónica constituye un problema, pero aún más problemático resulta cuando el dispositivo inservible es de tipo médico y está dentro del cuerpo, ya que hay que retirarlo para impedir que acabe provocando daños, si el dispositivo en cuestión se pudiera disolver de manera inofensiva dentro del cuerpo, se evitarían muchos problemas y también intervenciones quirúrgicas.
Un equipo de químicos de la Universidad de California, Riverside, mientras experimentaban con encadenar nanopartículas de oro, se dio cuenta de que el oro se mantenía cambiando de colores de un azul brillante a morado y a rojo. De hecho, mientras más lo tocaron, más cambió el color.