Mikel Bravo Acha ha centrado su tesis doctoral en las aplicaciones de la fibra óptica como sensor. En el desarrollo de su investigación, llevada a cabo en la Universidad Pública de Navarra, en España, ha medido en laboratorio un sensor colocado en la fibra óptica a 253 kilómetros de distancia.
CYBERLEGs es un proyecto financiado por la Comisión Europea que busca crear piernas robóticas inteligentes con la capacidad de adaptarse a las necesidades y el ritmo de cada usuario.
Un equipo de especialistas en computación de la Universidad de Sarre (Saarland) en Alemania y la de Carnegie Mellon en Estados Unidos está evaluando el uso potencial del cuerpo humano, la piel, como superficie sensible al tacto para controlar dispositivos móviles.
Una compañía israelí ha desarrollado una lente y procesamiento de imágenes de software óptico tan poderoso, que puede convertir cualquier smartphone en un sensor hiperespectral, permitiendo identificar los componentes químicos de casi cualquier objeto a distancia, sin tener que recoger muestras físicas.
La invención reciente de unas asombrosas tintas abre las puertas de una nueva era en la que cualquiera podrá construir sensores, en cualquier lugar, incluyendo médicos en la clínica, pacientes en su casa, y policías y soldados allá donde pueda haber explosivos o sustancias para la guerra química.