Se ha descubierto una forma de usar estructuras microscópicas en forma de jaula, hechas de átomos de carbono e hidrógeno, para hacer que los átomos formen los hilos eléctricos más delgados posible, de apenas tres átomos de ancho.
Se ha llegado a la conclusión de que el boro bidimensional (una lámina con anchura y longitud cualesquiera pero con un grosor de solo 1 átomo) es un superconductor eléctrico natural de baja temperatura.
El grafeno (una capa de átomos de carbono conformando una retícula hexagonal con un grosor de tan solo 1 átomo) tiene muchas aplicaciones potenciales para el futuro, y a esta lista hay que añadirle ahora una más: su posible uso como superconductor eléctrico.