Hasta ahora, los análisis de sangre puede detectar el cáncer al identificar el ADN liberado por las células tumorales que mueren. Sin embargo, no indican dónde reside el tumor.
Cuando las células sanas se transforman en tumorales, se altera la expresión de algunas proteínas. Como defensa, el sistema inmune genera determinados anticuerpos frente a ellas.
Al aumentar el poder de las células inmunes del paciente, los investigadores del Instituto de Investigación Beckman de la Ciudad de la Esperanza han demostrado el potencial de una nueva terapia revolucionaria para tratar una forma particularmente agresiva de cáncer cerebral.
Unos investigadores han modificado células agregando en ellas un “circuito genético integrado” que produce una sustancia capaz de inhibir la capacidad que los tumores tienen para sobrevivir y crecer en un entorno con escaso oxígeno, un escenario típico para ellos.
Cualquier medicamento aplicado contra enfermedades cerebrales debe enfrentar un escudo natural para poder llegar al cerebro: es la barrera hematoencefálica, una estructura de permeabilidad altamente selectiva que protege el sistema nervioso central contra sustancias potencialmente neurotóxicas presentes en la sangre.