Una terapia prometedora que trata los cánceres de la sangre aprovechando el poder del sistema inmunitario para atacar y destruir las células cancerosas ahora podría también combatir los tumores sólidos de manera más eficiente.
Una prometedora terapia que trata los cánceres de sangre, afectan a las células sanguíneas, a la médula ósea y a los ganglios linfáticos aprovechando el poder del sistema inmunitario para atacar y destruir las células cancerosas podría ahora tratar los tumores sólidos, masa anormal de tejido que, por lo general, no contiene áreas con quistes o líquidas, con mayor eficacia.
Gracias a un reciente estudio de Dan Cappabianca y Krishanu Saha, del Wisconsin Institute for Discovery, la terapia con células T con receptores de antígenos quiméricos (CAR) puede mejorarse modificando las condiciones de cultivo de las células T. Y todo se descubrió por casualidad.
Las células T son glóbulos blancos o linfocitos cruciales para la respuesta del sistema inmunitario a las infecciones y el cáncer.
Pueden modificarse con la tecnología de edición del genoma CRISPR/Cas9, el famosos cortapega genético, para que expresen, esto es, fabriquen un receptor específico que redirige sus instintos asesinos naturales hacia las células cancerosas, concretamente las de los tumores.
Las células T pueden recordar un agente patógeno o cuerpo extraño, las céliulas cancerosas lo son, después de la primera exposición, lo que permite una respuesta más rápida y más fuerte si se topa de nuevo con él, al igual que las vacunas entrenan al sistema inmunológico para reconocer y combatir enemigos específicos.
También hay que decir que la terapia de células T con receptores quiméricos de antígenos (CAR-T) es una manera de hacer que las células T luchen contra el cáncer tras ser alteradas en el laboratorio para que puedan encontrar y destruir a las células cancerosas, según la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer.
La terapia de células CAR-T también es en ocasiones referida como un tipo de terapia génica celular, debido a que involucra la alteración de los genes dentro de las células T para ayudar a combatir el cáncer.
Así pus, para que las células T puedan utilizarse como un tratamiento robusto contra el cáncer, deben producirse en condiciones específicas en el laboratorio.
“Estábamos comparando dos formulaciones distintas de medios de cultivo de células T con diferentes concentraciones de nutrientes, explica Cappabianca.
Y añade:
Curiosamente, nuestro avance se produjo por pura serendipia. Sin darme cuenta, coloqué las células en el medio equivocado, lo que inesperadamente se convirtió en el foco de toda mi tesis”.
En el cuerpo, las células T se desarrollan a partir de células madre en la médula ósea.
En el laboratorio, los investigadores activan las células T en un medio deficiente en nutrientes, con bajas concentraciones de glucosa y glutamina, que las células necesitan para obtener energía.
Luego los trasladan a un medio rico en nutrientes.
El primer paso estresa a las células y desencadena procesos específicos que pueden mejorar su capacidad para atacar tumores, promover la formación de células T de memoria y seleccionar las células más resistentes que pueden sobrevivir con niveles tan bajos de energía.
El segundo paso favorece el crecimiento rápido y la multiplicación de las células T.
El resultado de este cebado metabólico fue que las células tratadas conservaron sus cualidades de células madre, mejorando así su capacidad para destruir células cancerosas, transformarse en células de memoria duraderas y sobrevivir más tiempo en el organismo.
“Descubrimos que al restringir brevemente la exposición al azúcar, algo parecido a una dieta keto de tres días, nuestras células T mostraban una madurez reducida al final del proceso de fabricación.
Cuanto menos maduras estén cuando se reinfundan en un paciente, más tiempo vivirán luchando contra el cáncer“, afirma Cappabianca.
El proceso en dos pasos también parece contribuir a la memoria celular.
En la terapia de linfocitos T con CAR, potenciar estas propiedades de memoria ayuda a las células T a reconocer y combatir mejor el cáncer a lo largo del tiempo.
En estudios recientes en los que se utilizaron células T cultivadas con el nuevo enfoque del laboratorio, el 63 % de los pacientes experimentaron una reducción parcial o completa de los tumores durante un tiempo.
Se trata de una mejora con respecto a los ensayos clínicos en los que se utilizaron células T con CAR que no se cultivaron con el proceso de dos pasos del laboratorio.
En este caso, solo el 15% de los pacientes experimentaron una reducción parcial o completa de los tumores después del tratamiento.
Se necesita más investigación para comprender los factores clave que ayudan a que estas células T con CAR vivan más tiempo y sean eficaces contra los tumores sólidos, como los carcinomas, que se originan en la piel o en tejidos que revisten o cubren los órganos internos; los sarcomas, que surgen de los tejidos conectivos como el hueso, cartílago, grasa, músculo o tejido vascular; y los tumores del sistema nervioso central, caso de los gliomas.
De cara al futuro, los investigadores esperan que este proceso de cebado metabólico de estos tipos específicos de células CAR-T pueda adaptarse para la fabricación a gran escala con el objetivo final de tratar a los pacientes en los próximos años.
“Un famoso aforismo del químico francés Louis Pasteur es que ‘el azar favorece solo a la mente preparada’, dice Saha.
Y concluye: Nuestro cambio de medios no planificado, realmente por casualidad, nos llevó a un nuevo camino de descubrimientos”.
Fuente: Cell