Tocar un instrumento musical a lo largo de la vida mejora la conexión entre la zona de la audición y la zona motora.
El estudio ha sido realizado por investigadores del grupo Neuropsicología y Neuroimagen Funcional de la Universitat Jaume I (UJI) de Castelló (España) y la Universidad McGill de Canadá.
La investigación, realizada a través del análisis del cerebro en estado de reposo de músicos y no músicos mediante resonancia magnética funcional, ha revelado además que los músicos que tocan un instrumento que requiere las dos manos presentan una mayor autonomía entre ellas.
El estudio de neurociencia cognitiva «Modulation of Functional Connectivity in Auditory-Motor Networks in Musicians Compared with Non-musicians» se ha centrado en la música para entender cómo la función y la estructura del cerebro pueden modificarse mediante el aprendizaje.
Aunque la mayoría de las personas tienen sistemas neurales que permiten escuchar música y bailar o cantar, tocar un instrumento musical a nivel profesional es una tarea compleja, ya que se necesita la coordinación bimanual de las manos y las interacciones entre el sistema auditivo (oído) y motor (manos), que se consiguen con años de práctica.
La investigación muestra algunos de los efectos que tiene la formación musical en la estructura y la función del cerebro.
Investigaron el impacto del entrenamiento musical en el cerebro a través de imágenes tanto estructurales como funcionales del cerebro en estado de reposo tomadas a través de resonancia magnética de alto campo.
«La resonancia magnética funcional en estado de reposo, es decir, en ausencia de estímulos externos, es una metodología nueva de exploración cerebral que está revelando interesantes datos sobre cómo funciona el cerebro cuando se encuentra activo y que permite estudiar los efectos del aprendizaje sobre el cerebro», resalta César Ávila, catedrático del Departamento de Psicología Básica, Clínica y Psicobiología de la Jaume I.
Uno de los principales hallazgos del estudio ha sido comprobar que el entrenamiento musical produce un incremento en las interacciones audio-motoras en el hemisferio derecho en estado de reposo.
«Esto indica que cuando un músico entrena y pasa muchos años aprendiendo a tocar un instrumento musical, se producen conexiones más efectivas entre el sistema auditivo y motor, que son las regiones principalmente involucradas en tocar un instrumento», explica María Ángeles Palomar-García, doctora en Psicología e investigadora de la Jaume I.
La investigación también puso de manifiesto una adaptación en el cerebro de los músicos en las áreas cerebrales encargadas de controlar los movimientos de las manos.
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Concretamente, vieron que los participantes con formación musical presentaban reducida conectividad entre las regiones motoras que controlan ambas manos.
Esto, según explica María Ángeles Palomar-García, «puede reflejar mayor habilidad con las dos manos para estos músicos comparándolos con los participantes que no tenían formación musical debido a la necesidad de utilizar las dos manos de manera independiente y coordinada para poder tocar su instrumento».
Las pruebas mostraron además que en el caso de los músicos que tocaban un instrumento que únicamente requiere una mano para poder tocar, como es la trompeta, su habilidad con las dos manos era igual que la del grupo que no tenía formación musical.
«Además, la independencia de las manos en los participantes que tocaban instrumentos musicales que requieren el uso de las dos manos se relaciona con las horas de práctica a lo largo de la vida, es decir, los participantes que han practicado más con su instrumento musical tienen una mayor independencia entre ambas manos», señala María Ángeles Palomar-García.
Por ello, el estudio concluye que cuanto más se toca un instrumento musical que requiere movimientos bimanuales, mayor será la independencia entre la actividad espontánea de cada mano, lo que les permitirá tocar mejor su instrumento musical.
El estudio revela un cierto grado de plasticidad cerebral, indicando que el cerebro es capaz de adaptarse.
«Los estudios de plasticidad cerebral asociada al aprendizaje son fundamentales para entender los factores que determinan la flexibilidad del cerebro para adaptarse a una determinada situación», resalta César Ávila, añadiendo que «el estudio de la conectividad y la interacción entre las diferentes áreas cerebrales en estado de reposo es un componente principal para avanzar en el progreso del conocimiento del cerebro».
Para la realización de este estudio se contó con la participación de 34 personas, 17 de las cuales eran músicos y los otros 17 eran participantes que solamente tenían la formación obligatoria musical.
Actualmente, el grupo de Neuropsicología y Neuroimagen Funcional de la UJI está continuando esta línea de investigación estudiando procesos similares también en niños, junto con el Departamento de Educación de esta misma universidad.
Fuente: Noticias de la Ciencia