Científicos de la Universidad de California en San Francisco están trabajando en un nuevo enfoque para tratar la insuficiencia renal que algún día podría liberar a las personas de la necesidad de diálisis o de tomar medicamentos fuertes para inhibir su sistema inmunológico después de un trasplante.
Han demostrado por primera vez que las células renales, alojadas en un dispositivo implantable llamado biorreactor, pueden sobrevivir dentro del cuerpo de un cerdo e imitar varias funciones renales importantes.
El dispositivo puede funcionar silenciosamente en segundo plano, como un marcapasos, y no activa el sistema inmunológico del receptor para atacar.
Los hallazgos son un importante paso adelante para The Kidney Project, que está dirigido conjuntamente por Shuvo Roy, PhD (director técnico) de UCSF y William H. Fissell, MD (director médico) del Vanderbilt University Medical Center.
Con el tiempo, los científicos planean llenar el biorreactor con diferentes células renales que realizan funciones vitales como equilibrar los fluidos del cuerpo y liberar hormonas para regular la presión arterial, y luego combinarlo con un dispositivo que filtre los desechos de la sangre.
El objetivo es producir un dispositivo a escala humana para mejorar la diálisis, que mantiene a las personas con vida después de que sus riñones fallan, pero que es un pobre sustituto de tener un órgano real que funcione.
Más de 500.000 personas en Estados Unidos necesitan diálisis varias veces por semana.
Muchos buscan trasplantes de riñón, pero no hay suficientes donantes y sólo unas 20.000 personas los reciben cada año. Un riñón implantable sería una bendición.
“Estamos centrados en replicar de forma segura las funciones clave de un riñón“, dijo Roy, profesor de bioingeniería en la Facultad de Farmacia de la UCSF.
“El riñón bioartificial hará que el tratamiento de la enfermedad renal sea más eficaz y también mucho más tolerable y cómodo”.
Roy y sus colegas diseñaron el biorreactor para que se conectara directamente a los vasos sanguíneos y las venas, permitiendo el paso de nutrientes y oxígeno, de forma muy parecida a como lo haría un riñón trasplantado.
Las membranas de silicio mantienen las células renales dentro del biorreactor a salvo del ataque de las células inmunitarias del receptor.
El equipo utilizó como caso de prueba un tipo de célula renal llamada célula del túbulo proximal, que regula el agua.
El coautor H. David Humes, MD, de la Universidad de Michigan, había utilizado previamente estas células para ayudar a los pacientes de diálisis en la unidad de cuidados intensivos con resultados que salvaron vidas.
El equipo rastreó las células renales y los animales receptores durante siete días después del trasplante y a ambos les fue bien.
El siguiente paso serán ensayos de un mes de duración, según lo exige la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA), primero en animales y, finalmente, en humanos.
“Necesitábamos demostrar que un biorreactor funcional no requerirá fármacos inmunosupresores, y lo hicimos”, dijo Roy.
“No tuvimos complicaciones y ahora podemos repetirlo, alcanzando todo el panel de funciones renales a escala humana”.
Fuente: Nature