Han impreso en 3D una oreja a partir de las propias células de cartílago de un paciente con microtia, una enfermedad en la que el oído externo no se desarrolla adecuadamente.
Los trasplantes de órganos suelen realizarse por cuestiones vitales.
Si se trasplanta un corazón, un pulmón o un hígado es porque el paciente lo necesita para sobrevivir.
En algunos casos es por fertilidad, como con los úteros.
O por acabar con el dolor crónico, como ocurrió con un trasplante de manos recientemente.
Otras veces se hace por pura estética.
No obstante, no estaría del todo justificado el riesgo de un posible rechazo a un órgano ajeno.
Pero la solución podría estar en utilizar las propias células del paciente para fabricar implantes.
Es lo que ha hecho recientemente un equipo de científicos del Instituto de Deformidad del Oído Microtia-Congénita y la empresa 3D Bio Thetapeutics, al fabricar e implantar con éxito una oreja para un paciente de microtia congénita.
Esta es una enfermedad que se caracteriza por el desarrollo erróneo del oído externo.
Esto significa que el oído interno está bien, pero una de sus orejas está mal desarrollada.
Solo si es de grado 4 afecta a la audición.
Generalmente los pacientes pueden hacer vida normal, pero suelen tener muchos complejos estéticos.
Además, cuando son niños pueden convertirse en el objetivo de las burlas de sus compañeros.
Por eso, con el paso del tiempo se han desarrollado diferentes tipos de prótesis para sustituir la oreja mal desarrollada.
Principalmente hay dos opciones: un injerto de cartílago de las costillas de los propios pacientes o una prótesis elaborada con materiales artificiales, como el polietileno poroso (EPP).
El problema es que la primera opción es muy invasiva para los resultados que ofrece y la segunda es mucho más rígida que una oreja.
Se nota que es artificial.
En cambio, la oreja cultivada en el laboratorio por estos científicos es mucho más flexible y prácticamente igual que una natural.
Para obtener esta prótesis, bautizada como AuriNovo, los científicos tomaron una muestra de células del cartílago de la oreja sana del paciente.
Después, las cultivaron en el laboratorio y las mezclaron con una biotinta a base de colágeno.
Las biotintas son mezclas de células que se usan para imprimir tejidos vivos en una impresora 3D.
Y el colágeno es una proteína fibrosa muy abundante en las orejas.
Por otro lado, realizaron un patrón de la oreja sana del paciente y, teniendo en cuenta la simetría, introdujeron la orden de construirlo en la impresora previamente cargada con la mezcla de células y biotinta.
La carcasa que se usa para mantener el implante en su sitio es biodegradable, por lo que con el tiempo la acaba absorbiendo el propio cuerpo del paciente.
Mientras tanto, la oreja va madurando poco a poco.
Con esta primera intervención los desarrolladores de AuriNovo quieren analizar la seguridad y estética de su implante de oreja.
Se trata de una fase muy temprana de ensayos clínicos, a la que esperan poder añadir 11 pacientes más, procedentes de California y Texas.
Este tipo de implantes de oreja van dirigidos a tratar preferentemente a las personas con microtia.
Esta es una enfermedad congénita, que se da aproximadamente en 1 de cada 5.000 nacimientos, normalmente solo en uno de los dos oídos, y más en niños que en niñas.
Se cree que puede estar relacionado con un consumo reducido de ácido fólico durante el embarazo, aunque no están del todo claras las causas principales.
Lo único seguro es que estos implantes pueden mejorar mucho la calidad de vida de los pacientes, al afectar positivamente a su autoestima.
No obstante, la oreja no es la única parte del cuerpo compuesta en buena parte por cartílago, de modo que hay otros objetivos para realizar implantes basados en esta técnica.
Por ejemplo, los autores de esta investigación creen que podría ayudar a tratar “lesiones en la nariz, meniscos dañado en la rodilla o desgarros del manguito rotador en los hombros”.
Incluso podrían intervenir en reconstrucciones mamarias.
Fuente: Muy Interesante