Una nueva investigación sobre pequeñas partículas magnéticas que flotan en el aire puede ayudar a los científicos a desentrañar las misteriosas causas de la enfermedad de Alzheimer.
En un comunicado de prensa, la Universidad Tecnológica de Sydney, Australia, dio a conocer una nueva investigación realizada por algunos de sus profesores sobre el posible vínculo entre el Alzheimer y la magnetita, un contaminante más comúnmente asociado con los gases de escape de los vehículos.
A pesar de todas las investigaciones sobre la enfermedad degenerativa que causa pérdida de memoria y deterioro cognitivo fatal, los científicos todavía no saben realmente qué causa el Alzheimer.
Lo que sí saben, sin embargo, es que un porcentaje extremadamente pequeño de personas que la desarrollan heredan la enfermedad, lo que significa que la mayoría de las personas la contrajeron de otra manera.
“Menos del uno por ciento de los casos de Alzheimer se heredan“, dijo la profesora asociada de la UTS, Cindy Gunawan, “por lo que es probable que el medio ambiente y el estilo de vida desempeñen un papel clave en el desarrollo de la enfermedad”.
Como han demostrado estudios anteriores, vivir en zonas altamente contaminadas parece ser un factor de riesgo para desarrollar Alzheimer, y la magnetita, que también es un subproducto de los procesos industriales que queman carbón, a menudo se encuentra en mayores cantidades en el cerebro de las personas con la enfermedad que aquellos que no la tienen.
Con esos vínculos en mente, Gunawan y sus colegas de la UTS, la UNSW Sydney y la Agencia de Ciencia, Tecnología e Investigación de Singapur comenzaron a explorar qué efecto tiene la contaminación del aire en los cerebros de los ratones, tanto predispuestos como no al Alzheimer, así como en las células neuronales humanas. .
Los científicos expusieron a los ratones a nanopartículas de magnetita, hierro e hidrocarburos diésel durante cuatro meses y descubrieron que en la cohorte predispuesta al Alzheimer había una mayor formación del tipo de placas cerebrales amiloides asociadas con la enfermedad, así como alteraciones del comportamiento, como pérdida de memoria a corto plazo y desorientación, que son síntomas comunes del trastorno.
Más allá de esos resultados, los investigadores también encontraron que tanto los ratones como las células neuronales humanas tenían respuestas inmunes cuando se exponían a la magnetita, incluida la inflamación y el estrés oxidativo, dos factores que contribuyen a la demencia.
Debido a que es un subproducto industrial tan común (y se sabe que también se acumula en el cerebro de personas sin Alzheimer), esta investigación podría ser importante para comprender mejor las formas en que la contaminación afecta el funcionamiento cognitivo en su conjunto y no sólo para quienes padecen Alzheimer.
Fuente: UTS
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