El ‘agarart’ o arte de agar es una disciplina artística en la que la pintura está hecha con bacterias, hongos y otros microorganismos.
La ciencia y el arte no están reñidos, es más, incluso se llevan bien.
Científicos de la talla del británico Alexander Feming, descubridor de la penicilina, son los que sentaron las bases para lo que hoy se conoce como arte bacteriano o agarart (arte de agar).
Fleming no solo encontró el principio activo que salvaría muchas vidas sino que también entró a formar parte de un club privado para artistas, el Chelsea Arts Club, y lo hizo con una especialidad artística que llama la atención: el científico pintaba con gérmenes.
Pero ¿esto qué significa? ¿Cómo se puede hacer arte con microbios?
El arte bacteriano consiste en crear arte mediante “pintura de microorganismos en placas de agar”, según explica Courtney Toth, estudiante posdoctoral en la Universidad de Toronto y miembro del Petri Dish Picasso, una asociación estudiantil en la que se dedican precisamente a usar bacterias y otros microbios para pintar obras de arte sobre placas de cultivo.
“Los microbios más utilizados son las bacterias, pero también se pueden usar hongos.
Cuando se cultivan en agar, los microbios crecen en colonias visibles (es decir, masas de células) y forman la imagen pintada”, añade Toth.
“El arte en agar muestra la amplitud (ciencia) y la belleza (arte) de la microbiología”, comenta esta científica.
No todo el mundo puede realizar este tipo de arte, tal y como señala la experta:
“¡El arte bacteriano nunca debe hacerse en casa!”.
Cultivar y eliminar bacterias no es seguro sin un equipo de laboratorio “adecuado” y la “capacitación de la bioseguridad”, así que no está al alcance de cualquiera.
“Usamos controles de ingeniería, administrativos y equipo de protección personal apropiados cuando trabajamos con microorganismos”, añade.
Aún así, Toth ha explicado cómo realizan en Petri Dish Picasso.
El primer paso es preparar platos de agar.
El agar es “una sustancia gelatinosa que proporciona una superficie sólida para que crezcan las colonias bacterianas”, comenta.
El agar hay que mezclarlo con agua y nutrientes de crecimiento que las bacterias que se hayan seleccionado necesitan para crecer.
La variedad de microbios que se pueden utilizar es muy amplia, por lo que los nutrientes también, ya que cada microorganismo necesitará unos u otros para crecer.
Después “seleccionamos las cepas de bacterias deseadas y comenzamos a pintar”, continúa Toth.
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Con este instrumento se recogen los microbios “de un cultivo bacteriano líquido o de otra placa de agar” y los “transfiere” al lienzo de agar fresco.
“Es como usar un bote de tinta y una pluma, y requiere algo de práctica para dominar”, comenta la investigadora.
Al terminar de pintar, la imagen deseada aparece invisible en la superficie del agar.
“El paso final es incubar las placas de agar para permitir que los microbios crezcan (es decir, se repliquen muchas veces) en colonias visibles.
Dependiendo de las cepas bacterianas utilizadas, esto puede tardar varias horas o días antes de que se complete el crecimiento”, señala Toth.
Fleming utilizaba diferentes bacterias para dar color a sus obras de arte, por ejemplo la Serratia marcescens para el rojo o el Chromobacterium violaceum como púrpura.
Esto se debe a que algunos de estos microbios son “naturalmente coloridos”, aunque “la mayoría son incoloras”, apunta Toth.
“Algunos artistas de agar diseñan genéticamente las bacterias para producir proteínas pigmentadas para obtener el color deseado”, explica la investigadora.
Es más, incluso se puede hacer “arte de agar fluorescente”, así se puede disfrutar también de las colonias que forman estas bacterias en la oscuridad.
Por otra parte, Toth afirma que nunca se usan microbios patógenos, es decir, aquellos que son dañinos para la salud humana se descartan para esta práctica ociosa.
Tampoco se utilizan “cepas no identificadas” porque uno no sabe ante qué está:
“Es una de las muchas precauciones y controles que utilizamos para crear arte de agar de forma segura”, explica ella.
Pero ¿y todo este trabajo para qué? ¿Qué motiva a estos científicos para hacer todo este trabajo en su tiempo libre?
Porque los investigadores tienen claro que la ciencia también hay que enseñársela al mundo, no solo a través de artículos en revistas científicas, sino también a través del sentido de la vista.
No hay nada que llame más la atención que las imágenes:
“Lo usamos como una herramienta de comunicación científica para involucrar al público en general en la investigación microbiológica.
Creemos que los métodos de enseñanza visual como el arte en agar pueden hacer que la microbiología sea más accesible y puede ayudar al público a tener opiniones más informadas sobre este campo”, afirma Toth.
Fuente: Hipertextual
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