Un paralítico llamado Erik Sorto finalmente ha sido capaz de beber cerveza por sí mismo después de 13 años, y todo gracias a un brazo robótico controlado únicamente por su mente.
No es el primer miembro robótico controlado mentalmente, pero esta tecnología en particular, funciona de manera muy diferente de las demás.
Sus creadores, un equipo de investigadores de diferentes institutos dirigidos por Caltech, implantaron chips neuronales necesarios para controlar el brazo en una parte del cerebro llamada “corteza parietal posterior” o PPC.
Otros miembros robóticos controlados mentalmente por lo general se dirigen a la región del cerebro que controla los músculos, pero el PPC está a cargo de nuestra “intención de moverse” en su lugar.
Al parecer, esto permite que la creación de Caltech se mueva de forma más fluida y natural, a diferencia de los movimientos de tecnologías similares, que son (según el equipo) “retrasados y desiguales”.
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Él tiene que pensar que “quiere darle la mano a otra persona”, por ejemplo, mientras que otros sistemas podrían requerir que él imagine cada paso: levantar el antebrazo, extenderlo, agarrar la mano de otra persona, levantarla hacia arriba, abajo, arriba, abajo.
Por supuesto, es un poco más complicado que eso, y Sorto veces tiene que imaginar acciones más grandes para llevar a cabo tareas simples: Para poder llevarse la cerveza a la boca, él tiene que visualizarse a sí mismo dando vueltas a los brazos como un molino de viento.
También tiene que practicar varias veces (6700 veces sólo para ser capaz de jugar piedra, papel y tijeras) para conseguir los movimientos al dedillo.
La tecnología tiene sin lugar a dudas un gran potencial para ayudar a los pacientes a recuperar algo de su independencia.
Fuente: Engadget