Gracias a una nueva e increíble interfaz cerebro-computador (BCI), un hombre que había perdido la capacidad de hablar ahora puede comunicar sus pensamientos en voz alta utilizando su propia voz.
Científicos de la Universidad de California, Davis, han desarrollado un chip cerebral que puede interpretar las señales cerebrales y hacer que una computadora las “lea” en voz alta en tiempo real.
Gracias a este chip, Casey Harrell, de 45 años, cuyo habla es arrastrada debido a la pérdida de control muscular que caracteriza a la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o enfermedad de Lou Gehrig, pasó de ser muy difícil de entender a comunicarse con una voz computarizada.
Además, el software de asistente de voz conectado a la BCI de Harrell está diseñado para sonar como su voz antes de que la enfermedad se apoderara de él utilizando inteligencia artificial entrenada con muestras de audio de él antes de la ELA.
El chip BCI, que se implantó en el giro precentral izquierdo, la región cerebral responsable del habla, registra la actividad de esa zona y, en esencia, la convierte en texto que el asistente de voz de inteligencia artificial lee en voz alta unos segundos después.
Como explicó en un comunicado de prensa el experto en neuroprótesis de la UC Davis, Sergey Stavisky, el chip lo hace “traduciendo esos patrones de actividad cerebral en un fonema (como una sílaba o la unidad del habla) y luego en las palabras que intentan decir“.
Aunque está lejos de ser el primer dispositivo que ayuda a comunicarse a personas con enfermedades como la ELA (Richard Hawking utilizó una computadora especializada con microprocesador impulsada por Intel para hablar después de perder la capacidad de hablar tras una traqueotomía de emergencia en 1985), los científicos de Davis dicen que su BCI funciona incluso mejor porque su algoritmo de traducción se construyó teniendo en cuenta el flujo natural del habla.
“Los sistemas BCI de voz anteriores tenían frecuentes errores de palabras“, explicó el neurocirujano de la UC Davis David Brandman, el investigador principal del experimento y coautor principal del estudio.
“Esto dificultaba que el usuario fuera comprendido de manera consistente y era una barrera para la comunicación”.
“Nuestro objetivo”, continuó Brandman, “era desarrollar un sistema que permitiera que alguien fuera comprendido siempre que quisiera hablar”.
No es el único chip cerebral que ha ayudado a un paciente con ELA a recuperar su capacidad de comunicarse.
El año pasado, por ejemplo, a un alemán de 36 años, que estaba totalmente paralizado por la enfermedad, se le implantó un BCI, e inmediatamente pidió una cerveza cuando le permitió deletrear mensajes.
Fuente: UCDavis