La inteligencia artificial se utiliza en bastantes aplicaciones de gran utilidad, como la predicción de la vida útil de una máquina a través de sus vibraciones, la monitorización de la actividad cardíaca de los pacientes y la incorporación de capacidades de reconocimiento facial en los sistemas de videovigilancia.
El inconveniente es que los dispositivos de inteligencia artificial suelen requerir mucha potencia, y en la mayoría de los casos, deben estar permanentemente conectados a la nube, lo que plantea problemas relacionados con la protección de datos, el consumo de energía y otras cuestiones.
El equipo de Stéphane Emery, del Centro Suizo de Electrónica y Microtecnología (CSEM), puede haber encontrado una forma de evitar esos problemas, gracias a un nuevo sistema que cabe en un chip y que ha sido desarrollado por el equipo.
El nuevo chip funciona con una diminuta batería o una pequeña célula solar y ejecuta las operaciones de inteligencia artificial localmente en el chip en lugar de en la nube.
Además, su sistema es totalmente modular y puede adaptarse a cualquier aplicación que requiera el procesamiento de señales e imágenes en tiempo real, especialmente cuando se trata de datos sensibles.
El chip del CSEM funciona mediante una arquitectura de procesamiento de señales totalmente nueva que minimiza la cantidad de energía que el chip necesita.
La innovación del CSEM abre la puerta a una generación completamente nueva de dispositivos con procesador que puedan funcionar de forma independiente durante más de un año.
Además, reduce drásticamente los costos de instalación y mantenimiento de estos dispositivos y permite utilizarlos en lugares donde sería difícil cambiar la batería.
Fuente: Noticias de la Ciencia