Conductancia de la piel ofrece una forma de leer emociones sin necesidad de una cámara

Conductancia de la piel ofrece una forma de leer emociones sin necesidad de una cámara

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Investigadores de la Universidad Metropolitana de Tokio han utilizado mediciones de la conductancia de la piel a lo largo del tiempo para distinguir las emociones.

A los voluntarios se les mostraron videos que mostraban escenas de miedo, vínculos familiares y humor, mientras se registraba el rastro de conductancia de su piel.

El análisis del equipo demostró que los rastros se podían utilizar para hacer conjeturas acertadas sobre las emociones que se estaban sintiendo.

Avances como este ayudan a acabar con la excesiva dependencia de los datos faciales, acercando las tecnologías que tienen en cuenta las emociones al hogar. 

Se está abriendo una nueva frontera en la electrónica de consumo: un día, los dispositivos digitales podrían ofrecer servicios en función de tu estado emocional.

Aunque esto suena increíble, depende de si los dispositivos pueden decir correctamente lo que sienten las personas.

Los métodos más comunes dependen de las expresiones faciales: aunque estos han tenido cierto éxito, es posible que esos datos no siempre estén disponibles.

Esto ha llevado a los investigadores a buscar diferentes señales biológicas que se puedan interpretar para acceder a los estados emocionales, como las mediciones de las ondas cerebrales o los cardiogramas.

Un equipo de científicos dirigido por el profesor Shogo Okamoto de la Universidad Metropolitana de Tokio ha estado utilizando la conductancia de la piel como una puerta de entrada a las emociones humanas.

Cuando las personas sienten cosas diferentes, las propiedades eléctricas de su piel cambian drásticamente debido a la transpiración, y las señales aparecen entre uno y tres segundos después del estímulo original.

Investigaciones anteriores ya han demostrado que las mediciones de la conductancia máxima, por ejemplo, pueden correlacionarse con ciertas emociones.

En su trabajo más reciente, el equipo se centró en la dinámica de la respuesta, es decir, con qué rapidez el rastro de conductancia después de un estímulo alcanza un pico y cómo se normaliza.

En su experimento, se pidió a los voluntarios que se pusieran sondas en la piel y vieran videos que eran escenas aterradoras de películas de terror, escenas emotivas de unión familiar o actos divertidos realizados por comediantes.

Es importante destacar que cada una de las escenas tenía puntos bien definidos en los que se buscaba un determinado estímulo emocional.

Al analizar los rastros, el equipo encontró muchas tendencias interesantes y significativas.

Por ejemplo, descubrieron que la respuesta al miedo era la que duraba más.

Puede que se trate de un rasgo de la evolución biológica, ya que la percepción del peligro que perdura durante más tiempo tiene sus ventajas.

Al comparar las respuestas al humor y las escenas emotivas de unión familiar, descubrieron que las respuestas a la unión familiar parecían aumentar más lentamente.

Las emociones que se evocaban eran, muy probablemente, una mezcla de tristeza y felicidad, por lo que es posible que interfieran entre sí, lo que lleva a un cambio más lento.

Es importante destacar que el análisis estadístico del equipo reveló que los diferentes números extraídos de la dinámica del rastro podrían utilizarse para discriminar el estado emocional de un individuo.

Aunque todavía no pueden distinguir las emociones a la perfección, los datos podrían, por ejemplo, utilizarse para hacer predicciones estadísticamente significativas de si un sujeto estaba experimentando miedo o sintiendo la calidez de un vínculo familiar.

Combinados con otras señales, el equipo cree que estamos un paso más cerca de que los dispositivos sepan cómo nos sentimos, con margen para una mejor comprensión de las emociones humanas.

Fuente: IEEE Xplore

 

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