En realidad, las plantas se han cultivado en muestras de suelo de la Luna traídas desde el satélite con las misiones Apolo.
El resultado ha sido un éxito, aunque han comprobado que la planta interpreta el suelo lunar como un lugar estresante.
El objetivo del programa Artemisa es llevar de nuevo a los seres humanos a la Luna.
Incluso crear allí una base espacial que sirva de trampolín para viajar a otros lugares, como Marte.
Pero para ello sería necesario buscar métodos para subsistir en un ambiente que, todo sea dicho, no es el más propicio para ello.
Y esto implica, por ejemplo, buscar formas de obtener alimentos.
Podemos llevarlos desde la Tierra, pero si queremos pasar largas temporadas en nuestro satélite lo ideal sería cultivarlos.
Por eso, un equipo de científicos de la Universidad de Florida ya se ha puesto manos a la obra para ver si es posible cultivar plantas en el suelo de la Luna.
Pero no han viajado hasta allí, sino que han recurrido a algunas de las muestras traídas a la Tierra durante las misiones Apolo.
Ha sido difícil obtener el permiso para usar las muestras de suelo de la Luna.
De hecho, los autores del estudio pasaron 11 años intentándolo.
No es para menos, pues las muestras son limitadas y tiene un valor histórico y científico incalculable.
Además, no todas se conservan, algunas han tenido que desecharse después de sacarse de su confinamiento para fines poco académicos.
Ocurrió hace unos años, cuando dos estudiantes de la NASA decidieron que sería buena idea tener relaciones sexuales encima de un poquito de polvo lunar.
Por todos esos motivos, estos científicos recibieron solo 12 gramos de suelo de la Luna para cultivar plantas.
No daba para un gran huerto, desde luego, así que tuvieron que ajustar todo a una escala muy pequeña.
Aun así, lograron su cometido, pues consiguieron que algunas plantas de Arabidopsis, un género muy usado en investigación, germinaran y crecieran sobre el polvo lunar, conocido como regolito.
Sí que es cierto que no crecieron con la misma fortaleza que en el suelo terrestre.
Pero hay esperanza para las próximas misiones a la Luna.
Aunque es la primera vez que se cultivan plantas en la Luna, o al menos sobre el suelo de la Luna, la agricultura espacial no es algo nuevo.
Precisamente hace años que se llevan a cabo experimentos con plantas en la Estación Espacial Internacional (EEI).
El año pasado, por ejemplo, cultivaron sus propios chiles y después prepararon tacos con ellos.
Pero es cierto que las condiciones de cultivo pueden controlarse mucho mejor en estas instalaciones.
Quizás cuando los humanos vuelvan a la Luna se podrían fabricar invernaderos como los que se usan en la EEI, pero lo ideal sería aprovechar el espacio que ya nos brinda el satélite.
En esa dirección se han hecho dos experimentos.
Por un lado, en 2019 China logró hacer germinar una semilla de algodón en territorio selenita como parte de la misión Chang’e-4.
Lamentablemente, terminó sucumbiendo a los bruscos cambios de temperatura.
Esto es algo que podría controlarse.
De hecho, entonces el problema fue de un fallo en sus sensores, pero el experimento iba en esa dirección.
Ahora bien, las semillas viajaban con la nave, por lo que no se sembraron directamente en el suelo de la Luna.
Sería aún más idóneo si en un futuro se pudiesen cultivar plantas directamente sobre el regolito.
Y ahí es donde entra en juego este último estudio.
Dado que solo consiguieron permiso para usar 12 gramos de suelo de la Luna, estos científicos diseñaron una especie de huerto en miniatura.
Utilizaron placas de plástico con pocillos del tamaño de un dedal, como las que se usan para cultivar células.
En cada una de ellas se colocó aproximadamente un gramo de suelo de la Luna y se añadió una solución acuosa con los nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas.
Después se sembraron unas cuantas semillas de Arabidopsis.
Son plantas interesantes, porque se ha secuenciado todo su genoma y eso les resultaría muy útil para el siguiente paso.
Pero antes de ese siguiente paso, realizaron lo que se conoce como el cultivo control.
Este consistió en sembrar semillas en muestras de tierra que imitan el suelo de la Luna o de Marte, pero que se han obtenido aquí en la Tierra.
Para su alegría, las plantas crecieron, tanto en las muestras de suelo de la Luna como en el control.
Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo su tamaño empezó a variar.
Las que se habían cultivado en regolito parecían crecer más despacio y con dificultad.
Por eso, analizaron la expresión génica de unas y otras.
Es decir, puesto que conocen todos los genes de esta planta, comprobaron cuáles se estaban activando en cada tipo de cultivo.
En las que crecieron en las muestras de suelo de la Luna se estaban expresando genes que normalmente se encienden cuando las plantas se someten a mucho estrés, por ejemplo por una gran salinidad o temperaturas extremas.
Además, estas señales de estrés eran mayores en las plantas que se habían cultivado en suelo de Luna procedente de lugares más expuestos a los vientos cósmicos.
Todo esto da tres datos interesantes.
Para empezar, que sí que es posible cultivar plantas en el suelo de la Luna.
Por otro lado, se observa que no todo el satélite es igual de apto para el cultivo, pues hay zonas más estresantes para los cultivos.
Y, finalmente, se ha obtenido un perfil de expresión génica que puede dar ideas sobre los detalles que se deben mejorar.
Aún queda mucho para que podamos visitar la Luna y establecer colonias en ella, por lo que hay tiempo de perfeccionar la técnica.
Al menos, lo que han hecho estos científicos es un gran comienzo.
Fuente: Nature