El ser humano lleva dibujando animales desde el tiempo en que habitaba en cuevas.
Describir nuestro entorno visual y verbalmente es parte de nuestro carácter, ya sea como expresión artística o con curiosidad científica.
Un grupo de investigadores está llevando esto último a un nuevo nivel.
Yuichi Kano es un investigador de la Kyushu University de Fukuoka (Japón) que lleva años creando una extensa base de datos de imágenes en tres dimensiones de distintas especies de animales y plantas.
La base de datos puede consultarse a través de Internet a través de la plataforma Sketchfab.
Cuando hizo público su trabajo en 2022, el japonés ya contaba con más de 1000 elementos en la base de datos. Algo más de un año después, la cantidad de modelos supera los 2000.
La técnica a la que recurrió Kano es conocida como fotogrametría.
Se trata, como puede intuirse por su nombre, de la obtención de información y medidas sobre objetos o entornos a través de fotografías.
Se trata de una técnica utilizada en distintos contextos para crear modelos 3D de diversa índole.
Aplicado al estudio de los seres vivos, Kano habla de bio-fotogrametría a la hora de describir su trabajo.
El investigador suspendió los animales a retratar de un sedal de pesca para así poder fotografiarlo desde numerosos ángulos.
Utilizó un software específico para fotogrametría a la hora de procesar las imágenes y obtener el modelo 3D.
“Acabaríamos tomando cientos de fotos de la muestra, y metiendo hasta 500 de las mejores en el programa de fotogrametría,” explicaba en una nota de prensa Kano.
“Es parecido a cómo se gravaban las escenas en ‘tiempo bala’ en la primera película de Matrix, salvo que en lugar de Keanu Reeves en una cuerda rodeado de cámaras, usamos un pulpo.”
Además de la base de datos, el investigador japonés publicó los detalles sobre su proceso en un artículo en la revista Research Ideas and Outcomes.
Las imágenes creadas de este modo pueden servir de complemento a otras tecnologías de reproducción digital, rellenando algunos de los huecos y solucionando algunos de los problemas que plantean.
“Aun siendo poderosos, los escáneres MRI [de resonancia magnética] y CT [de tomografía computarizada] son prohibitivamente caros.
Además tampoco compilas información vital como el color del organismo,” señalaba también Kano.
“Así que desarrollamos la bio-fotogrametría como una forma de incorporar la fotogrametría que pudiera escanear y ofrecer una imagen de un organismo en 3D de alta calidad.”
La metodología también tiene sus límites. El primero es el del tamaño.
La base de datos cuenta con una gran variedad de organismos: plantas, peces, insectos, crustáceos, anfibios y setas pueden encontrarse en esta lista.
Sin embargo todos los organismos tienen un tamaño limitado: ni más grandes de un metro ni menos de de cinco milímetros.
Esto excluye a muchos mamíferos como los primates, pero también a reinos enteros como las bacterias y numerosos microorganismos.
La segunda limitación es que la técnica resulta difícil de implementar en organismos transparentes.
No son frecuentes los organismos macroscópicos transparentes, pero esta naturaleza puede dificultar su fotografía e inclusión en la base de datos.
La ilustración científica comenzó ya en tiempos en los que aún no se podía hablar de ciencia o de método científico.
Desde el estudio medicinal de Dioscorides, escrito en el siglo I y cuyas copias más antiguas datan del siglo VI, hasta los estudios anatómicos de Leonardo da Vinci, podemos encontrar numerosos ejemplos de esto.
Ya en la era moderna, gracias al uso de microscopios y telescopios podemos encontrar ejemplos en los dibujos astronómicos de Galileo, o en las ilustraciones de microorganismos de Robert Hooke.
En el siglo XIX los científicos seguían catalogando especies libreta en mano, hasta que el advenimiento de la fotografía cambiara el paradigma.
No tardaría en ser acompañada por las reproducciones digitales de aquello que nos rodea, desde lo microscópico hasta lo inmenso, pasando por supuesto por todo es que está vivo.
Fuente: Sketchfab