El granelero Berge Olympus dispone ahora de cuatro grandes velas rígidas que le permitirán reducir su consumo de combustible y emitir menos CO2.
La armadora Berge Bulk quiere afrontar la segunda mitad de la década con un balance neutro en carbono.
Y para lograrlo acaba de dar un paso clave: dotarse del buque de carga a vela más potente del mundo, el Berge Olympus, una embarcación de 210.000 TPM, tonelaje de peso muerto, en sus siglas en inglés, provisto de una tecnología que le permitirá ahorrarse toneladas de combustible y recortar de forma notable sus emisiones de CO2.
Muestra el potencial de la energía eólica para el transporte marítimo.
Los nuevos “veleros”, eso sí, poco se parecen a sus predecesores.
Un buque Newcastlemax, el “apellido” que se añade a aquellos graneleros con una manga máxima de 50 metros y una eslora de 300.
El nombre es una referencia al tamaño que puede operar en la terminal del Puerto de Newcastle, en Australia.
En el caso del Berge Olympus, la longitud es de 300 m y la manga pasa ligeramente de 49.
Berge Bulk lo incorporó a su flota comercial hace más de un lustro, a comienzos de 2018, cuando empezó a navegar bajo la bandera de la isla de Man y se unió a sus “hermanos“, Zugspitze, Grossglockner, Toubjal y Mulhacen.
Ya entonces la empresa destacaba su eficiencia energética.
¿Por qué es noticia? Porque el Berge Olympus del 2018 no es exactamente el mismo que podremos contemplar a partir de ahora.
Entre ambos hay una diferencia sustancial que ha alterado también su perfil: “velas”, una nueva instalación que le permite beneficiarse de la energía eólica durante sus viajes.
Así lo ha anunciado la armadora, que tras los últimos cambios lo presenta como el buque de carga a vela más potente del mundo.
A partir de ahora se centrará en la ruta comercial comprendida entre Brasil y China, en la que, precisa Berge Bulk, encontrará condiciones de viento favorables que le ayudarán a desplazarse.
La transformación es visible a simple vista.
Berge Oympus ha incorporado cuatro BARTech WindWings, una tecnología que fue noticia en agosto gracias al buque Pyxis Ocean.
Su planteamiento es sencillo, al menos sobre el papel: aunque no se parezca en nada a los antiguos veleros, su sistema de velas rígidas le permite aprovechar la propulsión del viento para lograr un uso más eficiente del combustible y reducir las emisiones de CO2.
La instalación del Berge Olympus cuenta también con la participación de la compañía noruega Yara Marine Technologies.
Cada una de las cuatro WindWings tiene una envergadura de 37,5 metros de alto por 20 de ancho y juntas permitirán mejorar la eficiencia del granelero, al menos según los cálculos presentados por la propia armadora, que asegura que Olympus ahorrará seis toneladas de combustible diarios en una ruta promedio mundial y logrará reducir las emisiones de CO2 en 19,5 toneladas al día.
“Con estos ahorros, Berge Bulk está evaluando el potencial de instalar WindWings en más buques que operan en rutas con condiciones de viento favorables“, avanza la operadora.
¿Cuál es el objetivo? Ahorrar combustible y emitir menos dióxido de carbono. Eso de forma inmediata.
El objetivo a medio plazo es avanzar hacia la meta que se ha marcado la armadora: ser carbono neutral ya en 2025.
“Esta iniciativa está en consonancia con los nuevos objetivos de la OMI de alcanzar cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en el transporte marítimo internacional para 2050 o en torno a esa fecha”.
Con ese propósito, además del sistema WindWings, el buque granelero se ha modernizado con un sistema de generador de eje que acciona el motor principal para suministrar energía.
De ese modo consigue ahorrar combustible y reducir sus emisiones.
“Con una capacidad de 1 MW, está dimensionado para eliminar la necesidad de operar motores auxiliares en el mar“.
Su estrategia para reducir su huella medioambiental se centra también en otros fuentes, más allá de las embarcaciones, como el uso de nuevos combustibles o la captura de CO2.
Fuente: Berge Bulk