Falta poco para la celebración del 50º cumpleaños del Mensaje Arecibo, el primer intento de comunicarse con los extraterrestres.
Ya en 1974 nos preguntamos cuál debía ser el primer mensaje que se enviara al espacio, ahora, unos científicos han creado un nuevo Mensaje Arecibo, más detallado e igualmente basado en información crucial sobre los humanos y lo que sabemos del universo.
El nuevo mensaje ‘Un faro en la galaxia’ ha sido publicado por un equipo liderado por Jonathan Jiang, investigador del Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA.
A través de un estudio de 13 páginas, los investigadores explican que este nuevo mensaje debe ser una introducción a conceptos básicos de matemáticas, química y biología.
Además de definir lo que debería enviarse, también se describe la mejor época del año para enviar el mensaje; entre marzo y octubre cuando la Tierra está en 90º respecto al sol y el destino donde se quiere enviar, un denso anillo de estrellas cerca del centro de la Vía Láctea.
“Con las mejoras en la tecnología digital, podemos hacerlo mucho mejor que el mensaje de Arecibo en 1974“, explican los investigadores.
La manera de transmitir la información es todo un desafío.
Tanto los lenguajes humanos como los propios números son algo propio de los humanos y unos posibles extraterrestres no tienen por qué entenderlos.
Para intentar codificar estos conceptos se apuesta por un mapa de bits, en forma de código binario para crear una imagen pixelada.
Esta filosofía del binario también se utilizó en el Mensaje Arecibo original.
De fondo está la idea de la dualidad; de lo correcto o erróneo. De encendido/apagado.
Pese a intentar ofrecer la información de la manera más elemental, incluso así no está claro que una raza extraterrestre pueda entenderlo.
De hecho, incluso podrían no ser ni siquiera capaces de ver el mensaje.
Y aquí es donde viene cómo se estructura el mensaje.
Inicialmente se transmite un número primo, para remarcar el origen artificial del mensaje.
Posteriormente se desarrolla nuestro sistema numérico en base 10, junto con las operaciones matemáticas básicas.
A raíz de aquí se muestra el átomo de hidrógeno y el concepto del tiempo, para marcar cuándo se envía el mensaje.
El siguiente paso es introducir los elementos básicos de la tabla periódica y finalmente se revela la estructura del ADN.
Después de esto también habría espacio para una imagen de cómo somos los humanos, con una imagen de un hombre, una mujer, el mapa de la Tierra, un diagrama del sistema solar, nuestra posición en la galaxia y la frecuencia de radio utilizada por si quisieran contestar el mensaje.
Como apunta Scientific American, el envío de estos mensajes es polémico.
Por ser una pérdida de tiempo y recursos, además de enviar información sobre la especie humana a un potencial peligro exterior.
Jonathan Jiang ha propuesto enviar este mensaje desde el Allen Telescope Array, en California o desde el radiotelescopio esférico FAST, en China.
Tras la destrucción del Arecibo, estos son los dos únicos radiotelescopios que podrían enviar un mensaje así.
Y decimos podrían porque por el momento únicamente son radiotelescopios de escucha, no para enviar mensajes.
Pese a todo, el equipo de Jiang explica que está negociando con el equipo de FAST para un posible envío.
Fuente: Scientific American