Investigadores de la Universidad de Tokio desarrollan un material similar a la piel, flexible que puede detectar presión y es virtualmente indestructible.
Fabricaron circuitos integrados orgánicos en ultrafinas (1 micra) películas de plástico, también conocidas como hojas de polímero.
Estas láminas electrónicas miden 2 micrones de espesor (un quinto del espesor de una envoltura plástica de cocina), 30 veces más ligero que el papel de oficina y tienen un radio de curvatura de 5 micras, permitiendo que sea arrugado sin dañar los circuitos.
Pesan solo 3 gramos por metro. Soportan temperaturas de 160 grados centógrados y ambientes húmedos. Se pueden estirar hasta un 233% sin perder funcionalidad.
Por otra parte, dado que las películas de plástico vienen en enormes rollos, las láminas electrónicas se pueden fabricar a bajo precio y a gran escala.
Fueron capaces de construir un transistor delgado, con un sensor táctil integrado que se adapta a la superficie interna de la boca.
Esta segunda piel podrá monitorear sus signos vitales o utilizarse en implantes médicos que difícilmente sentirá el paciente que los usa.
En el Instituto de Tecnología Technion de Israel desarrollan también una piel electrónica sensible al tacto, humedad y temperatura.
Igualmente, en UC Berkeley trabajan en una piel táctil e interactiva que permita colocar pantallas táctiles en cualquier parte.
Fuente: Engadget