El ingeniero y YouTuber James Hobson finalmente ha hecho lo que muchos nerds del cine antes que él habían soñado: creó un sable de luz funcional, y potencialmente mortal, adecuado para un Jedi real.
Muchos fanáticos de “Star Wars” han intentado crear un sable de luz genuino, pero solo han logrado el aspecto mediante el uso de tubos de metal no retráctiles y luz, en otras palabras, una linterna glorificada.
Sin embargo, el autodenominado “Hacksmith” empleó lo que ningún constructor ha hecho hasta ahora: principios de la ingeniería láser.
En un video de su serie “Make It Real”, demuestra cómo logró fabricar un arma que antes se pensaba que era magia de película.
“Incluso con todos nuestros nuevos equipos y capacidades, todavía estamos sujetos a las leyes de la termodinámica“, explica Hobson en el video.
“Bueno, las teorías dicen que el plasma se mantiene mejor en un rayo mediante un campo magnético, lo cual, científicamente, se comprueba”, continúa.
“El problema es producir un campo electromagnético lo suficientemente fuerte como para contener una cuchilla, bueno, el sable de luz tendría que construirse literalmente dentro de una caja recubierta de electroimanes, lo que lo convierte en una especie de proyecto científico inútil“.
Para capturar un rayo de plasma, Hobson y sus compañeros de equipo, Dave Bonhoff, Ian Hillier y Darryl Sherk, emplearon el principio de “flujo laminar“: combinar gas de petróleo licuado o propano con oxígeno y enviarlo a través de “boquillas laminares”.
Una herramienta especializada para ingenieros, que genera un flujo de gas altamente concentrado para crear un haz de plasma, según Hobson.
Al agregar químicos adicionales a la mezcla, se pueden hacer diferentes colores: el cloruro de sodio (sal de mesa) hace que el rayo se vuelva amarillo, como el de Rey en “Star Wars: The Rise of Skywalker“.
El ácido bórico lo hace verde, el cloruro de estroncio lo pone rojo y el cloruro de calcio produce un color ámbar.
Para poder capturar y controlar una producción de energía tan alta, suficiente para alimentar una planta nuclear, afirma, su sable de luz está conectado a una mochila hecha a medida que sirve como fuente de energía, con un circuito que puede controlar el flujo de gas.
El resultado es una casi réplica de un sable de luz que se proyecta y se retrae a la orden, y arde a 2.205 grados centígrados, que es lo suficientemente caliente como para cortar el acero.
Y tiene un precio que coincide con su nivel de calor: solo una de esas boquillas laminares puede costar unos 4.000 dólares.
“Lo hicimos. El primer sable de luz retráctil a base de plasma del mundo“, dice Hobson al final del video de 18 minutos, y agrega que su demostración de seguimiento de cómo funciona realmente el arma “realmente pondrá [el sable de luz] a prueba, incluido el corte de una puerta de acero“.
Fuentes: New York Post, Futurism