A nadie se le ocurriría arrugar, doblar o enrollar la pantalla de su smartphone, televisor u otro dispositivo electrónico.
Las pantallas actuales, que son planas, rígidas y frágiles, carecen de la capacidad de seguir funcionando si se les hace eso e incluso son incapaces de recobrar su forma original.
Un equipo integrado, entre otros, por Zhenan Bao y Zhitao Zhang, de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, ha culminado la creación de una pantalla capaz de funcionar amoldada a superficies aunque no sean planas.
Esta nueva pantalla se basa en el descubrimiento de un método para producir un polímero elástico emisor de luz de alta luminosidad, que funciona como el filamento de una bombilla.
La pantalla resultante está hecha enteramente de polímeros elásticos, materiales plásticos sintéticos.
El dispositivo tiene un brillo máximo que es al menos dos veces superior al de la pantalla de un teléfono móvil convencional y puede estirarse hasta el doble de su longitud original sin romperse.
La mayoría de los polímeros emisores de luz son rígidos y se rompen al estirarlos.
Es posible aumentar su flexibilidad añadiendo materiales aislantes elásticos, como el caucho.
Pero estos aditivos disminuyen la conductividad eléctrica, lo que obliga a recurrir al uso de un voltaje peligrosamente alto para lograr que el polímero genere luz, incluso si se trata de una luz tenue.
Gracias a su flexibilidad y elasticidad, una pantalla de este tipo puede adherirse a un brazo o a un dedo y no se rasga al doblarse o flexionarse.
Esto permitirá que las personas que por su actividad necesiten consultar muy frecuentemente una pantalla puedan tenerla pegada directamente a su piel.
Bao ve otros posibles usos de esta nueva tecnología.
Podría utilizarse para producir pantallas interactivas remodelables.
“Imagínese una pantalla en la que pueda ver y sentir con el tacto el objeto tridimensional en la pantalla“, plantea Bao.
“Sería una forma completamente nueva de interactuar a distancia”.
Fuente: Nature